Pese a la creciente importancia de la cooperación entre los países en desarrollo, conocida como sur-sur, ésta debe entenderse como un complemento y no como sustituto de la ayuda prestada por los donantes tradicionales, señaló el secretario de Relaciones Exteriores, José Antonio Meade Kuribreña.
Durante su participación en una mesa plenaria sobre la cooperación sur-sur, en el marco de la Primera Reunión de Alto Nivel de la Alianza Global para la Cooperación Eficaz al Desarrollo, indicó que el tema está cada vez más en las discusiones académicas y oficiales.
La razón es que colaboraciones de este tipo están creciendo en volumen y alcance, se da cada vez en más modalidades y en mayor rango de acción.
Incluso advirtió que los grandes proveedores de cooperación del sur están inmersos en un proceso de institucionalizar sus esquemas y de hacerlos más innovadores.
A partir de estos dos factores, resaltó el funcionario federal, los esquemas de cooperación logran cada vez mayores impactos en las poblaciones objetivo.
El canciller Meade reconoció que a pesar de estos progresos, muchos de los grandes proveedores de cooperación del sur “estamos en la posibilidad, en la obligación incluso, de escalar nuestros esfuerzos”.
Justamente en atención al nivel y al tamaño de las economías emergentes y dada la acumulación de experiencias exitosas, es necesario que estos grandes donantes eleven sus esquemas de cooperación, insistió.
De cualquier forma, puntualizó Meade Kuribreña, las colaboraciones de este tipo no pueden todavía sustituir a la cooperación tradicional, conocida como norte-sur, sino que debe complementarla.