Rusia reduce compra de carne a Paraguay por contaminación

Asunción, 21 ago (PL) La suspensión de compras rusas de carne bovina a un tercer frigorífico paraguayo por contaminación del producto provocó hoy una fuerte complicación al país mediterráneo en su mercado externo de ese alimento.
Rusia, el mayor mercado de la carne paraguaya, detuvo la recepción de ese producto procedente del frigorífico Frigomero al detectar presencia de la bacteria Lyxteria Monocytogenes, la misma encontrada en otras dos unidades de la empresa Concepción a las que también suspendió compras.
Los problemas de tipo sanitario hicieron últimamente que Rusia,que adquiere cerca del 70 por ciento de la producción paraguaya, redujera su compra al 54 por ciento representado todavía por la adquisición de 75 mil toneladas de carne y ocho mil de menudencias este año.
El Servicio Federal de Supervisión Veterinaria y Fitosanitaria de Rusia detuvo la recepción de carne bovina procedente de los frigoríficos mencionados informando la detección de lo que definió como bacilos intestinales en los cargamentos entregados.
La reproducción del incidente en varios envíos de los tres frigoríficos mencionados encendió las luces rojas en el empresariado privado paraguayo que controla esas exportaciones.
A la inicial reacción de las autoridades de salud estatales que ordenaron una investigación en las plantas procesadoras se unió otra posterior de tipo empresarial menos ortodoxa, planteando sustituir el mercado ruso y volver los ojos a posibles ventas a Venezuela, Unión Europea y países árabes.
Paraguay deberá diversificar sus mercados y reducir cada vez más los envíos de carne a Rusia, dijo el presidente del Servicio Nacional de Sanidad Animal, Hugo Idoyaga, tras recibir la nota oficial de la suspensión temporal para exportar a dicho destino, de la tercera planta frigorífica local.
Por su parte, el vicepresidente de la Cámara Paraguaya de la Carne, Ko Pauls, afirmó que se trabaja en tratar de enviar más volúmenes a Chile, Africa y Brasil, pero admitió que los buenos precios y grandes volúmenes comprados por Rusia la hacen un mercado «muy apetitoso».

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