Neoliberalismo y salud: lo que no dicen del Ébola

Por Luis Manuel Arce Isaac

Panamá, 23 oct (PL) El sociólogo y profesor universitario panameño Roberto Pinnock publica hoy en el diario La Estrella un artículo bajo el título Neoliberalismo y salud: lo que no dicen del ébola, en el cual analiza sus causas más profundas.
El autor señala que el Centro para el Control de Enfermedades de Estados Unidos indica que hoy la epidemia se centra en tres países del oeste de África, Liberia, Sierra Leona y Guinea, donde las infraestructuras de higiene, salud pública y servicios sanitarios son muy deficientes.
Esa situación social ha empeorado en los últimos años, expresa Pinnock, como consecuencia de políticas de austeridad del gasto público, incluyendo el sanitario, impuestas por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, conocidos por sus políticas centradas en la reducción de dicho gasto a fin de bajar su déficit y deuda externa.
Y he allí donde están las causas profundas de lo que se obvia en toda la difusión mediática de esta epidemia, afirma el profesor.
Con independencia de que fuesen verdad las versiones de manipulación genética por motivación geopolítica de los imperios, esa epidemia encuentra una condición suficiente para su presencia masiva en el deteriorado sistema de servicios públicos de salud.
Y ello es fruto, reitera, de las políticas de control del gasto social impuestas por los organismos internacionales que favorecen el florecimiento de las corporaciones transnacionales en estos países.
Se sabe que la mayoría de la población de esos tres países, dice, vive en condiciones de extrema pobreza comparables a nuestras zonas indígenas o a Haití, pero que poseen abundantes recursos minerales expoliados por corporaciones transnacionales, cuyas ganancias se exportan a Europa y Norteamérica y algunas migajas se dejan a las élites gobernantes.
El asunto es que cuando se observa que las naciones vecinas de Liberia, Sierra Leona y Guinea, (o sea Nigeria y Senegal) han avanzado rápidamente en el control de la epidemia y se contrasta con el gasto promedio del recurso asignado al sector de salud pública, que es más alto que el de aquellas, la correlación ébola-vulnerabilidad del sistema de salud pública, se vuelve en buena medida explicativa.
Seguidamente señala que cuando se constata que los médicos cubanos que ya entraron en contacto personal con los afectados y a ninguno les ha ocurrido lo de las enfermeras de Estados Unidos y España (de las que no se dice que se contagiaron no por no seguir los protocolos, sino porque la indumentaria usada no tiene el nivel de bioseguridad que la de los cubanos) se evidencia la certeza de aquella correlación.
Sin duda, están obviando que el control del gasto público en salud, en este caso del equipamiento de seguridad adecuado, en el que también incurren los países desarrollados cuando siguen las estrategias neoliberales, supone considerar a la salud como cualquier mercancía.
Por tanto, si no da ganancias pecuniarias no se invierte en ellas, o si se invierte en ellas, es con «megaproyectos» y «megagastos», pagando con nuestros recursos lo que puede obtenerse con adecuada calidad a menor precio, añade.
Pareciera que nuestras autoridades de salud, agrega Pinnock, ignoran que en esta materia Cuba por sus resultados que sospechosamente se tratan de desconocer, es tan de primer mundo o más que los países que estos nos ponen como ejemplares.

Deja tu comentario