SIEMBRA AÉREA DE SEMILLAS FORRAJERAS, PODRÍA RECUPERAR 140 MILLONES DE HECTÁREAS EROSIONADAS

La siembra aérea de semillas forrajeras en grandes extensiones dedicadas al pastoreo de ganado mayor y menor, representa una excepcional opción tecnológica para la restauración de la cubierta vegetal en una gran variedad de suelos y climas, señaló el doctor Manuel Anaya Garduño, investigador del Colegio de Postgraduados y director del Centro Internacional para el Aprovechamiento de Agua de Lluvia.

 

En México hay alrededor de mil aeronaves, entre avionetas y helicópteros, propiedad de instituciones federales, gobiernos estatales y organizaciones privadas, posibles de ser incorporadas a proyectos institucionales para que, junto con organizaciones de ganaderos, sembrar especies forrajeras como la coquia y, en esa medida, recuperar más de 140 millones de hectáreas que presentan condiciones de erosión e incluso de desertización.

 

“El esparcido aéreo de pequeñas semillas, como la señalada coquia (leguminosa con alto contenido de proteínas y con gran capacidad de adaptación a climas templado fríos y con escasa precipitación) es adecuado para la siembra de cientos de miles de hectáreas en unas cuantas horas, con la ventaja de siembras uniformes”. Puso como ejemplo a Sonora, donde se ha sembrado zacate “buffel”; arroz en la zona costera de Veracruz y Campeche, y de especies forestales en Oaxaca, con resultados satisfactorios y posibles de mejorar.

 

Dijo también que se ha propuesto experimentar con coquia en la región del ex Lago de Texcoco y en El Salado, estado de Puebla. En la primera región, en el estado de México, se tienen alrededor de 8 mil hectáreas, donde se podrá distribuir semilla de coquia que, además, es una planta tolerante a la salinidad. Se podría obtener forraje con alto contenido de proteína y cuya harina se puede utilizar como materia prima en la fabricación de alimentos balanceados.

 

Recordó que el Plan Lago de Texcoco se creó en 1971 en una superficie de 10 mil hectáreas para la recuperación ambiental. La zona se ha convertido en refugio de aves migratorias y nativas y, adicionalmente, permite el rescate del sistema hidrológico, con resultados altamente satisfactorios. La cubierta vegetal inducida mediante la siembra de pasto salado, evita el levantamiento de tolvaneras en esa zona, que se había convertido en un fuerte problema de contaminación para una amplia región del Valle de México.

 

La siembra aérea con helicóptero permite cubrir bandas de entre 50 y 100 metros de ancho y se tiene la seguridad de que esta tecnología podrá constituirse en un sistema de gran utilidad para aumentar la productividad agrícola con cobertura de grandes extensiones, debido a su alta capacidad operativa en todo tipo de terrenos.

 

Añadió que la siembra aérea bajo condiciones de temporal, sobre todo en regiones con distribución irregular de lluvias, exige la oportunidad de las siembras, a fin de aprovechar integralmente la humedad aprovechable en los cortos periodos de lluvia. La coquia se desarrolla en un lapso de entre 70 y 80 días. Este esquema, apuntó el investigador del Colegio de Postgraduados, es lo más recomendable para aprovechar grandes extensiones desprovistas de vegetación.

 

Señaló finalmente, que la coquia es un cultivo recolectado de diversas regiones del país, con experimentos en campos del propio Colegio de Postgraduados hasta llegar a un perfil de semilla resultado de cruzas entre variedades propias para su cultivo en regiones áridas y de escasa precipitación y una capacidad de respuesta que ha convencido a ganaderos de varios estados del país.

 

La coquia se desarrolla en zonas con niveles de precipitación de entre 250 y 300 milímetros y una densidad de semilla de 1.5 kilogramos por hectárea.

Actualmente se produce semilla de coquia en varios estados y es posible contar con este insumo en forma suficiente, con la ventaja de que no requiere de fertilizantes. La semilla se deposita en tierras húmedas y ya entrada la temporada de lluvias, a fin de asegurar agua suficiente para su desarrollo.

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