Obama enfrenta serios desafíos en política hacia Siria

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Washington, 18 jun (PL) El presidente Barack Obama enfrenta serios desafíos a la hora de decidir su política hacia Siria en momentos en que las encuestas afirman que hoy el 70 por ciento de la población se opone al anunciado envío de armas a las bandas opositoras.

Criticado por sectores conservadores y halcones como el senador John McCain, el mandatario declaró a la cadena de televisión publica PBS que cualquier intervención militar estadounidense en Siria, como la creación de «una zona de exclusión aérea», no resuelve el problema y no altera el curso de la crisis.

Aunque Obama reconoce que una solución de la crisis no es fácil, luego de su reunión la víspera con el presidente ruso Vladimir Putin, en Belfast en el marco de la Cumbre del Grupo de los Ocho, el presidente anunció un acuerdo para impulsar el diálogo en Ginebra.

No obstante, reconoció que la oposición creada por Occidente en la nación levantina tenía que que madurar políticamente, ser más coherente y ganar experiencia militar si quiere más apoyo estadounidense.

En las declaraciones a la PBS el presidente abordó uno de los puntos que preocupan a diversos sectores de su país: «Resolver y averiguar exactamente quién está en la oposición», ya que algunos temen que las armas que facilita Washington caigan en manos de sectores extremistas vinculados a Al-Qaeda, cuyo peso es notorio en Siria.

Obama se negó a especificar la naturaleza de la ayuda a los grupos irregulares que Damasco califica de mercenarios y terroristas.

En otra parte de sus declaraciones expresó su temor a ser absorbido por un conflicto entre suniés y chiíes, las tendencias del Islam mayoritarias en la región.

Diferentes análisis sostienen que pese a las complejidades del conflicto interno en la nación árabe, hasta ahora sólo las negociaciones entre el gobierno y los rebeldes pudiera fijar una solución.

Sin embargo, las posibilidades de que esas conversaciones ocurran y tengan éxito, preocupan a la comunidad internacional, en especial porque los rebeldes son milicias extremistas, fragmentadas hasta el punto que los propios occidentales están alarmados por las consecuencias de proporcionarle armas.

Con respecto, al encuentro de Ginebra, Washington y sus aliados insisten en condicionar los avances a una capitulación del gobierno del presidente Bashar al-Assad y la entrega del poder, algo que rechazan Rusia y las propias autoridades sirias.

Pese a que el gobierno de Damasco no tiene interlocutores por lo fragmentada e inmadura que se presenta la oposición, algo que reconoció Obama, ahora cualquier avance pasa por Ginebra, en lo que concuerdan Washington y Moscú.

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