Brasilia, (PL) Nuevas protestas se registraron hoy en ciudades brasileñas a favor de educación y salud de calidad y un mejor servicio de transporte, y en contra de un proyecto de ley que restringe el poder del Ministerio Público.
En esta capital, fuerzas policiales lanzaron bombas de efecto moral y gases lacrimógenos para dispersar una manifestación de choferes y cobradores que rompieron las ventanas de varios vehículos en la estación central de ómnibus.
Las manifestantes bloquearon los accesos a esa terminal, la principal de esta ciudad y demandaron transparencias en las licitaciones y garantías de empleo, ante la amenaza de despidos.
Otro grupo bloqueó la vía Exo monumental en los dos sentidos, lo cual generó una concentración de miles de personas en la terminal, que se quejaron por el mal servicio y los retrasos para llegar a sus diferentes destinos.
En Porto Alegre, en Río Grande do Sul, las movilizaciones se extendieron hasta casi la medianoche y según noticieros de canales de televisión, 10 mil personas salieron a las calles y avanzaron hasta la sede de la Prefectura, donde se enfrentaron con piedras y palos a las fuerzas del orden.
Los ciudadanos reclamaron una disminución del precio del transporte público, pasajes gratis para estudiantes y ancianos, más inversiones en los sectores de salud y educación, y menos corrupción.
En Río de Janeiro, unas cuatro mil personas marcharon por varias avenidas de esta urbe y concentraron en la zona central, donde expresaron su rechazo una propuesta de ley que limita el poder de investigación del ministerio Público.
La manifestación se realizó de manera pacífica bajo un gran operativo policial y los ciudadanos solicitaron además tarifa cero para los ómnibus, trenes y metro, así como más hospitales y mejores escuelas.
Además de estas ciudades ocurrieron movilizaciones en Belem, en Manaos, en Belo Horizonte, Sao Paulo y en varios municipios de Goiania, lo cual muestra la continuación de este tipo de acciones en casi todo el país.
Estas protestas se registran poco después que la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, se reuniera con gobernadores y prefectos, y acordaran un plan de cinco puntos para responder a las demandas de cambio de la gente en las calles.
