Media hora con el presidente Mujica

Por Odalys Troya Flores

La Habana (PL) El presidente de Uruguay, José Mujica, es uno de los políticos más mediáticos de los que se oye hablar. Su sencillez y vida austera con mucha frecuencia acaparan espacios de periódicos, revistas y se han hecho un lugar común en las redes sociales.

Sin embargo, opiniones, conceptos y modo de ver el mundo, salidos desde la sabiduría de sus años, de las luchas en el Movimiento Tupamaros, de la experiencia de la cárcel, son los que en realidad para esta periodista generan mayor interés.

En exclusiva con Prensa Latina y en una conversación de media hora, Mujica desbordó el deseo de escuchar sin hacer una pregunta, aunque el compromiso se impuso.

La tarea era la entrevista, captar sus valoraciones sobre la integración de Latinoamérica -y en la cual su liderazgo tiene un peso fundamental-; asuntos pendientes en la región, sobre el Mercado Común del Sur, el proceso de paz en Colombia y el futuro del Frente Amplio.

Alertó, ejemplificó con sus vivencias, volvió al punto de inicio de la conversación, aconsejó y finalmente dejó con deseos de seguir escuchando sin pensar en los límites del tiempo y hasta de olvidar la libreta de apuntes.

Para el jefe de Estado de Uruguay, Latinoamérica vive la más importante etapa de unidad de su historia. Con frecuencia lo asegura e insta a los países del continente a seguir profundizándola.

En su opinión, nunca antes los latinoamericanos estuvieron tan cerca, tan unidos y afirma no saber si se trata de la sedimentación de las viejas luchas que han ido creando una especie de fertilidad en el terreno social.

De lo que sí está seguro es de que ahora gobiernos de la región de diferentes ideologías o corrientes de pensamiento concuerdan en ciertas decisiones.

No obstante, considera que el proceso integrador en Latinoamérica tiene amenazas tanto desde dentro del propio continente como del exterior.

«El mayor peligro somos nosotros mismos, que el Estado Nacional nos haga trampas, que los legítimos intereses que tienen cada uno de nuestros pueblos nos acorte la visión y que nos lleve a actitudes de autodefensa que en el fondo son un egoísmo», alertó.

«Después está el otro peligro, lo que incida de afuera, los cantos de sirenas que nos puedan llegar y nos puedan desubicar, y las tensiones que tenga sobre la región todo el mercado mundial, que son muy fuertes», añadió el mandatario.

Explicó que el principal cliente que tiene Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay es la República Popular China, su principal comprador, al cual es muy difícil renunciar.

Pero sobre esto, previno el dignatario, la región tiene que tener una política inteligente.

Y es que «vendiendo las materias que estamos vendiendo en masa y a buen precio -y menos mal que apareció (China) porque han mejorado los términos de intercambio- por un lado le tenemos que vender y por otro tenemos que cuidarnos de que no nos desindustrialice. Fíjese qué tensión», explicó.

El proceso de industrialización interno de Latinoamérica y en particular de América del Sur no es sencillo y los productos chinos tienen una altísima competitividad, comentó.

Sobre las tensiones que genera el mercado mundial, se refirió a organismos como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, y a la política de Estados Unidos que lo considera un cliente secundario pues solo les compra tres o cuatro por ciento.

«Si nosotros hablamos de inversión del imperialismo en nuestro país nos da risa, el imperialismo no invierte ni un peso hace años. Los que invierten son otros. Hay cambios que son muy importantes», aseguró.

El gobernante subrayó que los pobres de América Latina constituyen el «mercado directo más grande que tenemos».

Por eso urge diseñar políticas que permitan desarrollarlo y apostar a su crecimiento, opinó.

Brasil debe asumir una posición de liderazgo en este contexto porque es quien tiene más peso, enfatizó y dijo no tener dudas de que las autoridades políticas del gigante suramericano lo entienden perfectamente.

«Pero temo que no lo entiendan ciertas fuerzas económicas de Brasil, y hay ahí una contradicción peligrosa», recalcó.

«No tenemos un porvenir rectilíneo y prefijado, esto que hemos logrado -en cuanto a integración- puede saltar en pedazos, todo depende de la madurez que tengamos en poderlo manejar», observó.

Acerca de las pretendidas exigencias de grupos de extrema derecha sobre la devolución de la presidencia pro témpore del Mercado Común del Sur (Mercosur), por parte de Venezuela a Paraguay luego de la asunción de Horacio Cartes el próximo 15 de agosto, y en caso contrario la amenaza de retirarse del bloque, ironizó.

«Estoy dispuesto a firmarle a Paraguay que le regalo todas la presidencias que puedan tocarle a Uruguay al frente del Mercosur».

A Paraguay específicamente le conviene el Mercosur. A ningún país de los que lo integran le conviene tanto el grupo como a él por su posición mediterránea, afirmó.

Paraguay tiene que salir por el Paraná y el río La Plata, y creo que su nuevo gobierno tiene mucho pragmatismo y mucha inteligencia para entender estas cosas, dijo al comentar la importancia estratégica de las comunicaciones .

«Y ojo, la sanción que se tomó fue más bien simbólica porque el comercio no se paralizó ni tampoco el tráfico», acotó Mujica al recordar la sanción al país luego del golpe de Estado parlamentario contra el presidente Fernando Lugo en junio de 2012.

En cuanto a Venezuela, «es el país más amenazado de América Latina, por qué, porque tiene mucho petróleo», advirtió.

El alero del Mercosur, dijo, ayuda a que sea más respetada, no porque el Mercosur sea una potencia militar de carácter disuasivo, sino que políticamente, fundamentalmente por el peso de Brasil, hay un efecto que ayuda a que se tenga que pensar tres veces cualquier aventura.

Manifestó tener confianza en una parte de la sociedad norteamericana, al analizar las amenazas contra Venezuela.

No obstante, hay sectores de la sociedad estadounidense francamente agresivos pero, un sistema fuerte de alianza ayuda a hacer pensar, recalcó.

«Y a Mercosur le conviene la presencia de Venezuela, quién va a dejar la energía afuera. Mercosur con Venezuela se transforma en una potencia, multiplica sus potencialidades enormemente», aseveró.

Considera que el mecanismo regional, cuyo énfasis social se ha ensanchado en los últimos años, no es una tarea definitiva y acabada y resulta, además, «el pulmón de las luchas por la unidad de América del Sur y si es posible más» .

«Tenemos muchos desafíos por delante, no hemos llegado a ningún triunfo aún», señaló el gobernante sin aires de triunfalismo.

En esta plática con Prensa Latina, el tiempo parecía no pasar, pero apenas quedaban unos minutos para que el mandatario continuara con la agenda de su visita oficial a Cuba, donde, además de reunirse con el líder de la Revolución Fidel Castro, asistió a la celebración por el 60 aniversario del Asalto al Cuartel Moncada.

Acerca del diálogo de paz en Colombia, usted ha dicho que «tiene una importancia brutal», incluso el presidente Juan Manuel Santos ha manifestado su deseo de que esté más cerca de ese proceso, le dije atropellando las palabras para aprovechar el tiempo.

El diálogo de paz entre las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia- Ejército del Pueblo y el gobierno de Santos es para Mujica el fenómeno político más importante que está ocurriendo en América hoy.

En su opinión «una guerra que sigue sin horizonte y sin salida, aparte de envenenar a toda la sociedad es también una oportunidad a la aventura de los que vienen de afuera, a la intervención y es lo que menos precisan» los colombianos.

Colombia -lamentó- es un país de enormes posibilidades por su ubicación geográfica y riqueza natural, sin embargo está lacerada por un conflicto armado que lleva demasiado tiempo y en estos momentos la guerra no es solución.

«No es fácil desmontar una cosa que lleva 50 años y debe haber generado mucho odio, mucha lastimadura, muchas heridas y muchas ganas de cobrar viejas cuentas», dijo .

«Cuánto más se alarga una guerra, más difícil es cultivar los antídotos que se necesitan para los odios que se han creado», opinó el dignatario.

Le pedí al papa porque la sociedad colombiana es muy católica. Y los sermones en cada iglesia pueden ayudar a crear una opinión favorable a la paz, recordó.

Felicitó a Cuba y a Noruega, países garantes del proceso, «por la mano que están dando».

Por último, y cuando sí nos quedábamos sin tiempo, repasó las expectativas del Frente Amplio para las elecciones de octubre de 2014.

Altivo, confiado y hasta risueño aseguró que la coalición gobernante continuará con su proyecto.

«Nos tomamos tiempo, somos lentos, tiramos un poco la baraja, rumiamos, somos como somos, creo que la experiencia del Frente Amplio va a continuar y con ello las políticas que en estos ocho años se han instrumentado en sus ejes más importantes se van a mantener. Soy optimista».

No quedó espacio para hablar sobre Manuela, su perra de patica amputada, de las flores que cultiva, de la casa modesta que comparte con su esposa y compañera la senadora Lucía.

Bueno, podemos leer sobre esos temas, que no dejan de ser interesantes, en Internet, o en algún periódico, incluso ver algunas fotos en las llamadas redes sociales.

Tampoco del reclamo de Argentina sobre la soberanía de las Malvinas, ni del ilegal y desdeñado bloqueo de Estados Unidos contra Cuba, ni de la crisis de Europa impedida ya de dictar cátedra en Latinoamérica, ni de la presencia militar de Estados Unidos en el continente.

Eso sí, nos apropiamos de una parte del contexto latinoamericano que tiene cada vez mayor protagonismo en la geopolítica mundial desde la visión del hombre que gobierna desde su humildad.

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