Caminar sobre lo oscuro y profundo del universo

Moscú (PL).- Desde que el cosmonauta soviético Alexéi Leonov demostró hace más de 45 años la posibilidad de salir al vacío, las caminatas espaciales se convirtieron parte de los vuelos tripulados, en un desafío permanente frente a lo desconocido.

Memorables son las historias escritas y las imágenes tomadas desde el universo abierto y profundo. El número de salidas supera los 200, y sus protagonistas, más de un centenar de cosmonautas, hombres y mujeres, consagrados a la ciencia del espacio.

El pionero fue Leonov, cuando el 18 de marzo de 1965 saltó al exterior de la nave Vosjod-2, sujeto por un cable. Con posterioridad se diseñaron dispositivos de propulsión y brazos robóticos, mecanismos complejos y más seguros.

La primera caminata de 23 minutos y 41 segundos despejó el camino al hombre para las posteriores salidas con misiones específicas.

Fue también una soviética, Svetlana Savitskaya, la primera mujer -segunda cosmonauta del mundo- en realizar un paseo fuera de la nave Saliut-7, el 25 de julio de 1984.

No fueron éstos paseos de rutina para tomar fotografías o dejar memorias de las observaciones del insondable vacío. Hace unos años durante una caminata, un astronauta ruso descubrió que la Estación Espacial Internacional (EEI) había sufrido el impacto de un proyectil -tal vez un fragmento de roca espacial o un desecho de otras misiones espaciales-, y pudo repararla con su compañero.

Las Actividades Extra-Vehiculares (EVA, por sus siglas en inglés), en su denominación científica, han sido cruciales en las pruebas de adaptación de los astronautas fuera de la plataforma orbital, en los ensayos de escafandras adaptadas y experimentos en la ingravidez.

Hasta 2009, solo Rusia, Estados Unidos y China pudieron realizar paseos espaciales en solitario. Ed White fue el primer estadounidense en salir al espacio, el 3 de junio de 1965, atado a la nave por un cordón de 7,6 metros de largo, a través del cual le llegaba el oxígeno para respirar.

Las caminatas, con el devenir del desarrollo científico-técnico, se hicieron cada vez más distantes del planeta y a una profundidad mayor en el espacio. No por sofisticadas las técnicas y los conocimientos acumulados, han dejado de ser difíciles y arriesgadas para los astronautas.

 

Fuera de la Estación Espacial Internacional

 

Desde su construcción en 1998, la Estación Espacial Internacional (EEI) es el epicentro de las exploraciones en el abierto cosmos.

El paseo más reciente lo protagonizaron los cosmonautas rusos Fiódor Yurchijin y Alexándr Misurkin, de la tripulación 36/37, con un récord de duración en su segunda caminata este año, de más de siete horas.

Para el segmento ruso de la EEI, es la tercera salida planificada en lo que va de 2013 por el programa espacial de la agencia Roscosmos. Yurchijin, en particular, acumula en su carrera siete paseos espaciales.

Según certificó el Centro de Control de Vuelos Espaciales, en la ciudad de Koroliov, provincia de Moscú, los ingenieros de vuelo trabajaron sobre la superficie de la EEI, básicamente en el tendido de cables para las conexiones con el módulo del laboratorio multifuncional (MRM2), que debe llegar a la estación internacional en diciembre.

Fijaron, además, a la superficie de la estación un panel del experimento espacial «Resistencia» (Vynoslivost, en ruso), que estudia cómo afecta el espacio exterior a las características de resistencia de algunos materiales seleccionados por los científicos.

Instalaron pasamanos blandos entre los módulos «Zvezda» y «Poisk», para mejorar el desplazamiento de los astronautas hacia su salida fuera de la nave.

Para la caminata espacial fueron equipados con escafandras computarizadas del modelo Orlan-MK, dotadas en el pecho de pantallas LCD, para proveer información sobre los sistemas y frecuencias que deben controlarse ante una caminata espacial, y cómo actuar en situaciones de contingencias.

Está prevista otra salida de Yurchijin y Misurkin el 22 de este mes para reemplazar un experimento de comunicaciones mediante láser por las primeras piezas de un telescopio óptico.

Yurchijin, quien acumula más de 45 horas de paseos espaciales, se convertiría con el próximo en uno de los cinco cosmonautas con más horas de trabajo fuera de la EEI.

Por ahora, el récord en número de salidas (16) y la prolongación de la permanencia en el vacío (más de 82 horas acumuladas), corresponde al cosmonauta ruso Anatoli Soloviev.

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