Españoles inician invasión al fútbol boliviano

La Paz (PL).- Por décadas, decenas de los futbolistas más talentosos de Suramérica hicieron sus maletas y cruzaron el Atlántico para alistarse en clubes del llamado Viejo Continente.

Solo muy pocas de las grandes estrellas de la región hicieron su carrera al margen de las poderosas ligas europeas. Entre ellos Pelé, quien al final de sus días como jugador decidió irse al norte y cambió el Santos por el desaparecido Cosmos de Nueva York.

Eran otros tiempos. Ahora lo normal es irse temprano en busca de fortuna y fama a España, Italia, Inglaterra o Alemania.

De todos los países de Suramérica el que menos jugadores aporta a los torneos europeos es Bolivia, cuyo fútbol se debate desde hace años al borde de un abismo tan profundo como esos que custodian la famosa carretera de la muerte.

Solo algunos bolivianos consiguen contratos en otras naciones, muchos de ellos con equipos sin protagonismo, por más que en el país hayan sido figuras, como el caso del centrocampista de The Strongest, Alejandro Chumacero, internacional con la Verde, quien abandonó Bolivia para irse al Sport Recife brasileño, de segunda división.

El Chuma argumentó que iba en busca de otros sueños, de subir su nivel, de nuevos retos, en tanto varios de los principales clubes del país comenzaron a tentar jugadores europeos para reforzar sus filas.

No fueron por aquellos con puestos fijos en equipos de primera o segunda división, sino en descartes de las principales Ligas, en jugadores sin futuro en Europa, pero aún con ambición de triunfar en el fútbol, aunque no sea en el mejor.

El ejemplo del seleccionador Xavier Azkargorta sirvió a muchos. El Vasco se hizo cargo en la década del 90 del siglo pasado de la selección nacional y logró clasificarla por primera vez a un Mundial, torneo al cual Bolivia asistió en ocasiones anteriores por invitación.

El año anterior, luego de una ausencia prolongada, el ya veterano técnico volvió a asumir el puesto de mando de la Verde.

 

PORTUGAL AL BANQUILLO DE LA ACADEMIA

 

Miguel Ángel Portugal intentó triunfar en el fútbol español como técnico y hasta como directivo del Real Madrid, pero las cosas no le fueron bien y tuvo que emigrar a Bolivia, y escogió al más ganador de los clubes del país, Bolívar, para iniciar su aventura americana.

Un año después de su llegada, Portugal sugirió reforzar a la Academia con jugadores españoles, pero no fue el primero en hacerlo, porque unos meses antes el Wilstermann de Cochabamba se había fortificado con el volante Gerardo García Berodia, de 33 años de edad y formado en las categorías inferiores del Real Madrid.

García Berodia firmó hasta 2016 y poco después recaló en Wilstermann otro ibérico, el delantero David Mainz, procedente del SD Eibar, de la segunda división española.

Wilstermann no se conformó y apostó por el extremo Félix Quero, un trotamundos de las divisiones inferiores de España, donde militó en varios clubes.

Universitario de Sucre, por su parte, contrató al centrocampista cordobés Rubén de la Cuesta y a Jorge Bello, en tanto Bolívar aprovechaba la oportunidad y firmó a Eduardo Moya.

Por un momento parecía que los clubes bolivianos se llenarían de futbolistas españoles, sobre todo porque, como dijo Portugal, «es difícil la situación en España, donde la crisis está golpeando fuerte».

Esos jugadores ganaban sobre los cinco mil dólares mensuales, pero las regulaciones establecidas en junio pasado por el Consejo Superior de Deportes de España provocaron que sus emolumentos descendieran hasta los 300, lo cual no dejó otra opción que buscar trabajo fuera.

Bolívar, sin embargo, fue por más y trajo a Juan Miguel Callejón, formado en las categorías inferiores del Madrid, donde llegó hasta el Castilla, además de pasar por otros clubes como Mallorca, Albacete, Córdoba, Hércules y el Levidiakos griego, desde donde llegó a Bolivia.

Con el hermano gemelo de José María Callejón, ahora en el Nápoles italiano, arribó José Luis Sánchez Capdevila.

Como norma, la mayoría de los jugadores llegados de España superan los 30 años de edad y a sus carreras les faltó el glamour de las grandes estrellas, pero al fútbol boliviano pudieran hacerle mucho bien.

Para Luis Martínez, entrenador español que vive en Bolivia, el aporte de todos ellos «será favorable, siempre y cuando aporten al medio como se espera. Es como cualquier extranjero: si viene para relleno, no sirve».

Además de Bolivia, otros países de la región despertaron de pronto el interés de jugadores españoles, entre ellos Paraguay, a donde fue a parar el controvertido delantero Dani Güiza, un exinternacional que defiende ahora los colores del Cerro Porteño.

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