Allende en la memoria, a 40 años del golpe (2da. parte)

Santiago de Chile (PL) En las multitudinarias marchas estudiantiles y otras protestas sociales de los últimos años en Chile, la imagen del presidente Salvador Allende, en fotografías, carteles y otros soportes visuales, devino pieza omnipresente, como expresión de su legado, estima uno de sus exministros.

En entrevista con Prensa Latina, Pedro Felipe Ramírez, quien se desempeñaba como titular de Vivienda cuando el gobierno de la Unidad Popular fue derrocado por el golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973, cree que el hecho de que la efigie de Allende sea enarbolada es muestra de que su pensamiento está presente.

«El legado de Allende es un legado que no nace de una teoría. Allende era fundamentalmente un demócrata republicano, y socialista convencido, profundamente humanista», precisó Ramírez.

El político recordó que Allende fue el primer presidente socialista, con apoyo del Partido Comunista, que llegaba al gobierno a través de un proceso electoral, ya que hasta 1970 todas las experiencias en el mundo, tanto las de Europa como el caso de Cuba, ocurrieron por levantamientos armados.

«Esta experiencia del gobierno de la Unidad Popular generaba una esperanza muy grande en países de Europa Occidental fundamentalmente, como en Italia, en Francia y España, donde había una izquierda fuerte, con partidos comunistas muy fuertes, que aspiraban a acceder al Gobierno», reflexionó.

De acuerdo con Ramírez, entre otras razones fue por ello que Estados Unidos, y en particular la administración de Richard Nixon, desde que triunfó Allende señaló que ese gobierno no podía tener éxito, por lo que desde antes que asumiera el mando empezaron a desarrollar acciones destinadas a impedir su toma de posesión.

Inolvidables resultaron las palabras del entonces secretario de Estado del gobierno de Nixon, Henry Kissinger, cuando dijo: «no veo por qué tenemos que esperar y permitir que un país se vuelva comunista debido a la irresponsabilidad de su propio pueblo».

Grabaciones y documentos desclasificados evidencian que, para la administración Nixon, fue intolerable la decisión del gobierno de Allende de nacionalizar las empresas estadounidenses que habían dominado durante décadas la economía de Chile.

Consta que, el 5 de octubre de 1971, Nixon le comunicó a Kissinger: «He decidido remover a Allende».

Fue así, recordó el exministro Ramírez, que desde que Allende asume se desata un plan dirigido por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) para darle el golpe.

«Pero es importante entender que Allende y la izquierda chilena, si bien es cierto que se dotan de una teoría de cambio, revolucionaria, socialista, en el fondo su actuación responde a las necesidades objetivas del pueblo», precisó.

Es por ello, estimó Ramírez, que ese legado en términos de justicia y posibilidades de desarrollo personal y grupal está hoy presente en la rebelión de los estudiantes, en la rebelión de las regiones, de los trabajadores, en contra del sistema, no solo del Gobierno de Sebastián Piñera, sino del sistema creado por la dictadura, tanto en lo político como en lo económico y lo social.

«El pensamiento de Allende se ha ido transmitiendo. Allende es un personaje histórico de nuestro país, nadie queda frente a él indiferente», exclamó.

Ramírez estimó que en los últimos años ha habido un mayor interés de la juventud por conocer qué pasó el 11 de septiembre de 1973, el porqué del quiebre constitucional.

«Cuando vino el golpe, hubo una campaña dirigida por la derecha y la dictadura para desacreditar al gobierno de la Unidad Popular, alegando que fue un fracaso económico, que había miles de cubanos que estaban dispuestos a hacer la guerra, etcétera, etcétera, pero eso ha ido quedando atrás», apostilló.

El exministro de Vivienda aseguró que la juventud se ha percatado de la injusticia del sistema neoliberal que domina el país, y que fui impuesto por la dictadura Pinochet, y miran al pasado para preguntarse qué fue el gobierno de la Unidad Popular, qué se proponía, y en correspondencia con esas inquietudes resurge el interés por la figura de Allende.

 

LAS HERIDAS DE LA DICTADURA

Ramírez, quien estuvo preso en varias cárceles y centros de tortura, aseguró que no guarda heridas personales de los abusos de que fue víctima.

«A pesar de todo lo que sufrimos, teníamos mucha dignidad por todo lo que habíamos hecho y lo que estábamos haciendo. Nosotros nos sentíamos con la razón, y creíamos que eran nuestros torturadores y nuestros carceleros los que estaba en un error», enfatizó.

El exministro de Allende aseguró que la voluntad de resistir era de todos los seguidores del mandatario, de resistir ante una dictadura violenta, ante el crimen y la tortura. «Era muy impresionante lo que sentíamos, nos invadía a todos ese sentido de dignidad frente a la masacre, frente al horror, y eso nos defendía sicológicamente mucho, y yo creo que eso permanece hasta hoy en día, de tal manera que las grandes heridas siempre son del alma, y no tenemos esas heridas», manifestó Ramírez.

El informe Retting, realizado por la Comisión de la Verdad y Reconciliación en 1991, solo contabilizó ejecuciones y desapariciones. En total, reconoció dos mil 279 muertes en manos de las fuerzas castrenses durante la época Pinochet.

En tanto, la Comisión Valech, denominada así en honor al exobispo de Santiago, Sergio Valech, amplió la pesquisa sobre la represión y en 2004 presentó su reporte, el cual enumeró más de 30 mil víctimas, de ellas más de 28 mil por detenciones ilegales, tortura, ejecuciones y desapariciones. Las muertes sumaron más de tres mil.

Empero, el segundo informe de esa comisión, entregado en agosto de 2011 al presidente Piñera, reconoce en general más de 40 mil víctimas, a pesar de que unas 22 mil denuncias de organizaciones de derechos humanos fueron rechazadas por el equipo investigador.

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