Papa recibe al director de organización contra armas químicas

Roma, 27 sep (PL) El papa Francisco sostuvo hoy un encuentro en la Santa Sede con el director general de la Organización para la Prohibición de Armas Químicas, Ahmet Uzumcu.

De esta manera, el Sumo Pontífice da continuidad a la política de condena expresada públicamente en relación con el uso de ese tipo de armamento en Siria.

A inicios del presente mes, el obispo de Roma protagonizó una jornada de ayuno y oración por la paz en esa nación árabe, en la que reiteró su oposición a cualquier intervención armada.

«Un grito se eleva con fuerza, es el grito de la paz», «nunca más la guerra», exclamó Francisco retomando la célebre frase pronunciada por Pablo VI ante la ONU en 1964, en plena conflagración de Vietnam.

En carta enviada al presidente ruso, Vladimir Putin, durante la pasada Cumbre del G-20, el Papa llamó al diálogo y a la búsqueda de una solución que «evite la inútil masacre a la que estamos asistiendo en Siria».

La víspera, el secretario vaticano para las Relaciones con los Estados, monseñor Dominique Mamberti, dijo que la eliminación completa de las armas nucleares es esencial para remover el peligro de una guerra nuclear, objetivo al que debemos dar la máxima prioridad, acotó.

Durante su intervención en la reunión de alto nivel de la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre desarme nuclear, el jefe de la diplomacia en la Iglesia católica reiteró una vez más la posición del Vaticano con respecto al uso de las armas de exterminio masivo.

En referencia al plan presentado hace cinco años por el secretario general de la ONU para el desarme nuclear, Mamberti aseguró que ya es hora de que se le dedique a este procedimiento la seria atención que merece, para que el mundo pueda ir más allá de las tétricas doctrinas de la segura destrucción recíproca.

El arzobispo afirmó que es el sistema militar de la disuasión nuclear, apoyada políticamente por los Estados poseedores de estas armas, lo que debemos enfrentar para quebrar esa tendencia que la Santa Sede no admite porque favorece el desarrollo de nuevas armas y por ende impide un auténtico desarme nuclear.

Mamberti criticó las pérdidas de recursos humanos, financieros y materiales dedicados a esta política en una época en que escasean los fondos para la salud, educación y servicios sociales en todo el mundo, en tanto crecen las amenazas a la seguridad humana como la pobreza, los cambios climáticos, el terrorismo y los crímenes transnacionales.

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