El moribundo Mar Muerto y los costos de revivirlo

La Habana (PL) Detractores y optimistas encuentra en su camino el trasvase que debe llevar agua del mar Rojo hacia el mar Muerto. El líquido no ha comenzado a fluir, pero el gobierno jordano ya tiene que enfrentar un torrente de cuestiones sobre un plan que se encuentra en su primera fase y el cual tiene un costo de unos mil millones de dólares.

El mar Muerto, lago más salado del mundo, está situado entre Israel, Cisjordania y Jordania, en Oriente Medio; asimismo, ocupa la parte más profunda de una depresión tectónica atravesada por el río Jordán, de donde recibe la mayor cantidad de agua.

No obstante, su nivel desciende más de un metro al año y hay científicos que advierten que para 2050 puede estar seco.

De ahí proviene la idea de trasvasar el líquido de un lugar saludable a otro, proyecto que debe aportarle a Jordania 100 millones de metros cúbicos de agua desalinizada al año.

El río Jordán, compartido por Israel, Jordania, Líbano, Siria y los Territorios Palestinos está prácticamente consumido. Originalmente, esta cuenca llevaba al mar Muerto mil doscientos millones de metros cúbicos, situación que ha disminuido a 100 millones.

Frente a esta cuestión, el primer ministro jordano, Abdulá Nsur, anunció el optimismo del Gobierno para revertir la falta de agua, serio problema que enfrenta en la actualidad esa nación.

Desde hace varias décadas, los expertos han intentado solventar esa contrariedad. Entre los proyectos diseñados con anterioridad destaca el llamado Canal de los dos mares o Canal del mar Rojo al mar Muerto. Según el Banco Mundial, este tiene un costo de cerca de 10 mil millones de dólares.

De igual forma, las autoridades han considerado la posibilidad de trasvasar agua desde el Mediterráneo o desalinizar agua para hacerla llegar a las zonas que más la necesitan.

Sobre el tema, el presidente del Pacific Institute en Oakland, Estados Unidos, Peter Gleic, declaró que el plan no podrá realizarse porque aún no existe un acuerdo entre las partes vinculadas al mar.

Asimismo, analistas refieren que la mayor demanda de agua en Jordania la tienen Amán y otras ciudades que están lejos del mar Muerto, por lo que habría que bombear el líquido hacia arriba a un costo muy alto.

Lo cierto es que con el pobre aporte del río Jordán y la temperatura media en ascenso, el nivel del agua ha descendido 30 metros en los últimos 50 años.

No obstante, Scott Wells, profesor del departamento de Ingeniería Medioambiental en Portland State University, Reino Unido, afirma que este lago es muy profundo y aunque probablemente pierda su esplendor debido a la disminución del nivel del agua, todavía tiene 300 metros de profundidad.

Sin embargo, más allá de cuántos años de declive puede aguantar el mar Muerto hasta su extinción; las autoridades jordanas parecen estar más preocupadas por el 92 por ciento de terreno desértico que ya tiene el país.

Pero el proyecto del trasvase enfrenta otras conjeturas. Los ambientalistas denuncian el impacto que una iniciativa de este tipo puede tener sobre la salud de ambos mares.

La sección para Medio Oriente de la asociación Amigos de la Tierra enumeró una serie de perjuicios, como el daño para el sistema natural del mar Muerto, por mezclar su agua con la del mar Rojo.

Otros grupos ecologistas de la región presionan para que, en vez de construir el conducto al mar Rojo, Jordania e Israel economicen agua en usos urbanos y en agricultura.

Por lo pronto, el plan gubernamental para rescatar al moribundo mar Muerto ha comenzado. Los costos económico, social, ecológico o hasta político que se vaticinan dependerán del grado de entendimiento que logren los países de la región entre ellos.

Entendimiento que ya hoy se encuentra en la cuerda floja ante la amenaza bélica que se cierne sobre el Medio Oriente.

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