Trasladan a represores de dictadura de Pinochet a cárcel menos lujosa

Santiago de Chile, 29 sep (PL) Los nueve represores de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990) presos en el exclusivo penal Cordillera fueron trasladados hoy a la cárcel de Punta Peuco, en medio de críticas por las cómodas condiciones de vida que disfrutaban en el centro penitenciario.

Bajo una lluvia de huevos y piedras de manifestantes apostados en las afueras de Cordillera, dos vehículos de Gendarmería salieron pocos minutos antes de la medianoche del sábado con los dos primeros reos, entre los que se encontraban -según trascendidos- el general (r) Manuel Contreras, exjefe de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), sancionado a 360 años de cárcel.

La pequeña caravana llegó a Punta Peuco, a unos 40 kilómetros al norte de la capital chilena, en la primera hora del domingo, plazo en el cual también arribó la segunda caravana con los siete restantes reos, todos condenados por delitos de lesa humanidad.

La decisión de cerrar el penal la adoptó el jueves último el presidente Sebastián Piñera, quien la confirmó la víspera pese al suicidio en horas de la mañana del sábado del décimo militar recluido en el lujoso penal, el general (r) Odlanier Mena, condenado a seis años de cárcel por crímenes durante la operación Caravana de la Muerte, ordenada por Pinochet.

Mena, el primer director de la Central Nacional de Informaciones (CNI), policía secreta de la dictadura, era el único de los reclusos que disfrutada de salidas de fin de semana y aprovechó la estancia en su residencia para quitarse la vida, acción que según dijo su abogado, realizó al sentirse afectado por el inminente traslado a Punta Peuco.

El debate sobre los privilegios de que gozaban los presos en Cordillera se acentuó en días recientes, al trascender que amigos del brigadier en retiro Miguel Krassnoff, sancionado por más de una veintena de crímenes durante el régimen militar, tenían planificado rendirle honores con un almuerzo con carne asada en pleno penal.

Las denuncias ganaron incluso más fuerza por boca del mismísimo presidente de la Agrupación Nacional de Funcionarios Penitenciarios, Oscar Benavides.

El líder de los gendarmes afirmó que las condiciones en que esos reos cumplen las condenas no se corresponden con el nivel de los delitos que cometieron y el impacto público que ha tenido la comisión de los mismos.

En Cordillera, según explicó Benavides, los reos no tenían restricciones de visitas, disponían de acceso a Internet, televisión por cable, cancha de tenis, cabañas (para dos con habitaciones independientes y en el caso de Contreras era personal), sin grandes controles de seguridad.

Un informe del fiscal judicial Daniel Calvo difundido el jueves último precisa que en el penal de Punta Peuco, al que fueron trasladados, existen cuatro módulos, todos con patio, además de una sala de estar, baño, cocina, enfermería, dos canchas de recreación, área de kinesiología, biblioteca y sala multiuso.

Cada módulo cuenta con cocina equipada con refrigerador, hervidor, servicio y horno de microondas.

«Habría que ser un experto en turismo para determinar cuál de las dos cárceles tiene más estrellas en categoría», aseguró el diputado Sergio Aguiló, miembro de la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara baja, al hacer referencia a la prisión de Punta Peuco, ubicada en la capitalina comuna de Til Til.

Según describió Aguiló, en Punta Peuco, destinado a 44 reclusos exmilitares y civiles también condenados por su actuación como represores en la dictadura, cada interno dispone de toldas para momentos de esparcimiento con la familia, incluso de parrillas para asados.

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