Presentan libro “Creíamos que éramos los elegidos”

Constituye una alerta para evitar que adolescentes sean víctimas de trata

Ante el incremento de los casos de abusos contra adolescentes y jóvenes víctimas de redes de trata de personas, es necesario poner una alerta para evitar que caigan en esas circunstancias.

Así lo afirmó la diputada Aleida Alavez Ruiz durante la presentación del libro “Creíamos que éramos los elegidos”, de Armando Peñaloza, que busca denunciar hechos ocurridos en 1986, de jóvenes reclutados fuera del Centro Cultural José Martí por el padre Concepción, para encaminarles al fanatismo religioso y después ser víctimas de abuso.

La vicepresidenta de la Mesa Directiva señaló que la publicación es una herramienta valiosa y de mucha utilidad para puntualizar el tratamiento que se da a la denuncia y las acciones para abordar los hechos.

“El tema es sumamente complicado y delicado por lo que implica poner en la opinión pública los lamentables ganchos y anomalías, yo le llamaría trata de personas, para abusar de la condición vulnerable de los adolescentes que buscan respuesta a muchas inquietudes que se tienen en la vida”.

Manifestó su preocupación porque en la zona oriente del Distrito Federal ha aumentado la trata de personas. “Nuestras niñas quieren optar por condiciones fáciles, por propuestas para ser modelos, conductoras de programas, ofertas que parecieran muy atractivas, pero que terminan siendo todo un gancho de abuso que, también se ligan, a la falta de atención al interior de la familia, respecto a las expectativas de los adolecentes”.

Reconoció que los engaños se propagan cada vez más por quienes fingen dar respuestas a los jóvenes y “abusan con el más vil de los crímenes, que es poner en entredicho hasta la propia integridad y la expectativa de vida en un familia”.

Indicó que en el libro se retoman estas circunstancias, por lo que propuso difundirlo y “ponerlo en manos de la gente que ve en esta vía una forma de encontrar respuestas pero que, lamentablemente, termina siendo todo un crimen”.

La diputada Claudia Elena Águila Torres (PRD), de la Comisión de Cultura y Cinematografía, aseguró que el relato muestra la vulnerabilidad de la juventud: es una alerta sobre la forma en que otros sectores desprotegidos pueden ser víctimas de abuso y sufrir daños por quienes simulan ayudarlos a superarse y los engañan.

“Es una reflexión de cómo puede ser superado con determinación y voluntad; y nosotros, como sociedad, debemos apoyar a las víctimas y evitar condenarlas”, agregó.

Mencionó que “se expone la diferencia entre los tiempos de una limitada libertad de expresión, a una sociedad contemporánea más abierta y plural que hace años no existía, producto de la larga lucha social que obliga a promover oportunidades de expresión para todos los sectores, principalmente los que tengan dificultades para ingresar en el debate público”.

Explicó que en el marco del trabajo de la Comisión, los proyectos de promoción cultural independiente son una alternativa para que las artes, la danza, el cine y la literatura lleguen a públicos diversos de la Ciudad de México, en zonas donde no es común la presentación de eventos artísticos, y un sector que debemos apoyar y fomentar desde el trabajo legislativo.

A su vez, el diputado Israel Moreno Rivera (PRD) destacó que es necesario proteger a los jóvenes de los engaños de estas redes, pues “hay situaciones en las que interviene el crimen organizado: ante la situación de no encontrar oportunidades en una preparatoria o universidad, es el único que les tiende la mano”.

Llamó a estar al pendiente. “No es un tema de ataque a la religión o a la iglesia, sino de castigar el abuso” y propuso que el autor visite las escuelas del Distrito Federal para difundir este tipo de situaciones que se da en todo el país.

Al hacer uso de la palabra Armando Peñaloza, autor de “Creíamos que éramos los Elegidos”, destacó que es un relato novelado que no pretende ser una obra literaria, sino denunciar hechos que ocurrieron hace más de 26 años en la Alameda Central de la Ciudad de México, fuera del Centro Cultural José Martí.

“Lo planteo como una supuesta plática con una persona, pero es un relato autobiográfico” y es la denuncia de un engaño con lo que se obliga a una persona mediante supuestos.

Destacó la vulnerabilidad de los jóvenes que, en esta historia, se reunían en el monumento a José Martí, donde el padre Concepción llegaba a platicar con ellos, diciendo que les enseñaría a “leer” la mano, las cartas, videncia, interpretación de sueños. A esas edades, dijo, entre los 13 y los 16 años, uno se siente atraído por ese tipo de prácticas, sobre todo si existen factores como la falta de afecto y atención de la familia.

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