Roma, 1 oct (PL) Por primera vez en 125 años de funcionamiento, el Banco del Vaticano publicó hoy un informe sobre su gestión e indicó que en 2012 las ganancias de la institución fueron cuatro veces más que en 2011.
Con el nombre oficial de Instituto para Obras de Religión (IOR), la entidad logró ganancias netas de 86,6 millones de euros, mientras el año anterior la cifra fue de solo 20,3 millones, anunció hoy el director Ernest von Freyberg.
Las razones principales del crecimiento fueron, según von Freyberg, los resultados comerciales favorables y el aumento del valor de los bonos, considerados el principal negocio del Banco, que en los últimos meses ha sido blanco de varios escándalos de corrupción.
De la ganancia total, se entregó al Vaticano una contribución de 54,7 millones de euros, mientras 31,9 se dedicaron a la reserva de riesgos operativos generales.
El director del IOR, nombrado en marzo de 2013 luego de que su predecesor fuera despedido, aseguró que la divulgación del informe anual por primera vez en la historia se dirige a garantizar mayor transparencia en las actividades internas.
De esa forma, agregó, respondemos mejor a las legítimas expectativas de la Iglesia Católica, de nuestros clientes, de nuestros bancos correspondientes y del público.
En junio último, el IOR se vio relacionado con un caso de corrupción de un alto funcionario de la Santa Sede, monseñor Nunzio Scarano, quien fue detenido acusado de enriquecimiento ilícito y transacciones ilegales. También a mediados de año el papa Francisco nombró una comisión de cinco personas dedicada a estudiar posibles reformas para garantizar un mejor funcionamiento del Banco.
El propósito del proyecto es diseñar los cambios necesarios en el IOR para lograr una mayor armonización con la misión de la Iglesia Católica, anunciaron autoridades eclesiásticas.
El IOR, creado en 1942 por el papa Pío XII, funciona bajo el encargo de conservar y administrar los bienes de personas físicas o jurídicas que tengan por objetivo actividades religiosas o caritativas.
También administra los recursos de la Santa Sede y contribuye al financiamiento de las iglesias con mayores necesidades económicas ubicadas en los países más pobres.