Hallan restos de sistema planetario que pudo albergar vida

Londres, 11 oct (PL) Un grupo de astrónomos descubrió en los restos de un planeta extrasolar, devorado por su sol hace 200 millones de años, pruebas de agua y rocas, dos elementos considerados esenciales para la vida.

El equipo de Boris GÃñnsicke, astrofísico de la Universidad de Warwick, Reino Unido, estudió la estrella GD 61, a 170 años luz de la Tierra, en la constelación de Perseo, que tuvo tres veces la masa del Sol y ahora es una enana blanca, fase final en la vida de muchas estrellas caracterizada por una densidad tan alta que su gravedad absorbe y destruye planetas y asteroides en su órbita.

Los restos de esos objetos quedan dispersos alrededor de la estrella, contaminando su atmósfera. Así, los científicos pueden detallar su composición química diseccionando el espectro luminoso de esta nube de polución estelar, pues cada elemento produce un espectro distinto.

Los investigadores estudiaron el espectro de emisión ultravioleta de GD 61 con el telescopio espacial Hubble, y completaron el análisis con datos del observatorio Keck, en la cima del volcán hawaiano de Mauna Kea, Estados Unidos.

Introdujeron la información en un modelo informático desarrollado por Detlev Koester, de la Universidad de Kiel, en Alemania, y reconstruyeron por ordenador la composición química original de lo que probablemente fue un planeta enano de al menos 90 kilómetros de diámetro.

Los espectros revelaron la presencia de magnesio, aluminio, silicio, calcio y hierro, componentes habituales de las rocas. Además, había una cantidad de oxígeno que excedía en mucho lo que podía atribuirse a un origen mineral.

Según GÃñnsicke, se trata de un asteroide rocoso con mucha agua, posiblemente en forma de hielo bajo la superficie, igual que ocurre en algunos asteroides del Sistema Solar, como Ceres.

«Esos dos ingredientes, agua y una superficie rocosa, son claves en la búsqueda de planetas habitables fuera del Sistema Solar, así que es muy emocionante encontrarlos juntos por primera vez», comentó GÃñnsicke, cuyo estudio publicó la revista Science.

Los científicos calculan que ese asteroide contenía 26 por ciento de agua.

La Tierra, con la mayoría de su superficie cubierta por océanos, apenas llega al 0,023 por ciento. Para los expertos, toda el agua del mundo procede de la colisión de asteroides húmedos similares.

El director del estudio, el astrónomo de la Universidad de Cambridge, Reino Unido, Jay Farihi, subrayó que el hallazgo significa que los ladrillos básicos de planetas habitables existieron, y quizá aún existen en el sistema GD 61, y probablemente en otras estrellas parecidas.

Deja tu comentario