Lima, 16 oct (PL) El exobispo castrense peruano Guillermo Abanto es oficialmente el padre de una niña de dos años, según un fallo judicial que así lo determinó ante la negativa del religioso a reconocer su paternidad.
La pequeña, producto de un romance entre Abanto y Alexandra de la Lama, feligresa de la iglesia en la que el primero era párroco, fue registrada con el apellido del exobispo por orden del juez de Paz John Paredes, por una demanda de la madre.
El magistrado, de acuerdo con la legislación peruana, ordenó al registro civil que registre a la niña con el apellido de Abanto, al transcurrir tres meses sin que este acate la orden de que el progenitor firme el reconocimiento de su hija.
La madre afirma que tuvo que apelar a la vía judicial porque Abanto solo ofreció ser padrino de la pequeña para mantener el vínculo, se negó a asumir su paternidad, y llegó a sugerir a la mujer que se hiciera practicar un aborto, prohibido por la iglesia.
El padre, quien renunció al cargo de obispo de las fuerzas armadas ante la inminencia del escándalo, negó haber sugerido el aborto y dijo que se negó a reconocer a su hija para evitar problemas a la iglesia, pero que ahora está dispuesto a hacerlo, por lo que pidió una negociación a la madre.
La abogada de la mujer, Carmen Barragán, acusó a Abanto de amedrentar a la madre de la pequeña y dijo que el tema de la manutención de la pequeña se ventilará en los tribunales.
Abanto dice que solo renunció al cargo de obispo pero sigue siendo sacerdote, pese a haber violado el celibato, una rígida y polémica norma católica que obliga a los sacerdotes a la abstinencia sexual y, por tanto, les prohíbe casarse o hacer vida marital.
El escándalo de Abanto se suma al de la expulsión de la iglesia del exobispo auxiliar de la región centroandina de Ayacucho, Gabino Miranda, medida adoptada por el papa Francisco ante denuncias contra Miranda por abuso de menores.
El cardenal conservador Juan Luis Cipriani ha recibido duras críticas por fustigar a Abanto al exigirle que asuma su paternidad con hombría y abstenerse de condena y hasta pedir misericordia para Miranda, miembro de la secta Opus Dei, como Cipriani.