Empoderamiento de la mujer africana, proyecciones y realidades

La Habana (PL) Las crecientes diferencias entre hombres y mujeres en África suponen un impacto negativo considerable en las perspectivas de desarrollo de ese continente, donde un gran número de hogares está encabezado por féminas.

Durante los primeros días del presente mes la ciudad marfileña de Abidjan acogió el Primer Panel de Alto Nivel sobre Igualdad de Género, Empoderamiento de la Mujer y los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM).

Asociaciones femeninas de todas las latitudes de la región se reunieron para valorar de manera crítica los ODM referentes a ese sector poblacional bajo el lema: «La agenda post 2015 sobre la mujer en el contexto del empoderamiento económico».

Los ODM lo conforman ocho grandes proyectos de desarrollo humano fijados en el año 2000, y que los 189 Estados miembros de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) acordaron cristalizar para el año 2015.

Tres de esos propósitos, específicamente Tres, Cinco y Seis, están relacionados con el bienestar de la población femenina.

Promover la igualdad de género y autonomía de la mujer, mejorar la salud materna, y combatir enfermedades como el VIH/sida y el paludismo, son tareas que, aún formando parte de los ODM, no tienen un futuro promisorio de cara a la fecha de cumplimiento de los mismos.

La vida de las mujeres en África está particularmente relacionada con la discriminación a la que son sometidas en el libre ejercicio de sus derechos cívicos, políticos y económicos.

De acuerdo con datos del Programa de la ONU para el Desarrollo (PNUD), la mujer africana mantiene el 90 por ciento de la economía informal del continente, produce el 80 por ciento de los alimentos y sustenta a más del 40 por ciento de las familias.

Sin embargo, tal panorama no repercute de forma positiva en su autonomía y sí limita sus condiciones vitales de subsistencia, refiere el organismo internacional.

La mujer africana continúa siendo víctima de disímiles abusos, principalmente físicos y sexuales.

En un estudio sobre las mujeres en Egipto, el 47 por ciento de las víctimas femeninas de violaciones luego fueron asesinadas debido al deshonor que se cree que le trajo a su familia.

Esos hechos, conocidos como «Crímenes de Honor», ocurren cuando se le quita la vida a una mujer por algún acto que se percibe como deshonroso para su familia.

Los casos de violencia sexual también son frecuentes en la población infantil femenina.

En Nigeria, un centro médico reportó que el 15 por ciento de las pacientes que necesitaron tratamiento contra las infecciones de transmisión sexual eran menores de cinco años.

La fuente agregó que un seis por ciento adicional tenía entre seis y 15 años de edad.

En África del Sur, uno de cuatro hombres reporta haber tenido relaciones sexuales con una mujer en contra de su voluntad antes de que él hubiese cumplido 18 años de edad.

Por otro lado, en partes del África subsahariana las presiones socioeconómicas obligan a muchas jóvenes de 15 a 19 años de edad a sostener relaciones con parejas al menos 10 años mayores a cambio de bienes materiales, dinero o un estatus social más alto.

Según el último Informe de Desarrollo Humano de la ONU, entre los países con más desigualdad en cuanto a hombres y mujeres a nivel mundial se encuentran Mozambique, República Centroafricana y Namibia. Entre los tópicos más debatidos en el Panel de Costa de Marfil destacó el relativo a la identificación de los impedimentos que lastran los proyectos a favor de la igualdad de género.

El Informe elaborado por el PNUD, organizador de la reunión marfileña junto con la Unión Africana (UA), indica que de los 10 países menos igualitarios en materia de género, ocho pertenecen al continente africano.

En la cita se discutió, además, acerca del fortalecimiento de la posición común sobre la mujer africana en la denominada Agenda post 2015, así como la necesidad de comprometer a la comunidad internacional en el apoyo de iniciativas en ese sentido. Como parte de esos esfuerzos, en mayo pasado quedó establecido un comité de alto nivel integrado por jefes de Estado y Gobierno y presidido por la mandataria liberiana, Ellen Johnson Sirleaf, para sintetizar las posiciones sobre la agenda global a favor de la mujer. No obstante, el comisionado de Asuntos Económicos de la UA, Anthony Mothae, reconoció en el panel que los esfuerzos aún son pocos frente a una causa tan noble y vital.

Según Mothae, el empoderamiento de la mujer africana debe pasar no solo por la actualización de enmiendas legales en los países de la región; sino también, y sobre todo, por la transformación de sus sociedades.

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