El teatro como formador de criterio infantil

Por Perla Velázquez

GUANAJUATO, México, (N22).- «De unos años para acá este tipo de actividades han tomado mucha fuerza, porque es importante hablarle a los niños de su realidad de sus alternativas de realidad y Valentina habla de una problemática muy específica, que es la que los niños no tengan voz, al no tener voz son abusados. Hay muchos diferentes tipos de abuso y es de lo que habla esta obra de Verónica Maldonado que es la autora de esta importancia de darle a los niños las circunstancias que necesiten para que tengan voz», comentó Laura Madrid, directora de la compañía Los tiliches del baúl.

Desde hace más de 18 años la compañía Los tiliches del baúl busca que los infantes se vuelvan seres críticos a través del teatro. Valentina y la sombra del diablo forma parte de esta corriente llamada formativa y reflexiva. La puesta en escena llegó al Teatro Cervantes, para dejar un aprendizaje en los adultos y pequeños que visitan al Cervantino.

A Valentina la acompañan en el escenario “el diablo”, quien aunque físicamente no aparece con cola y cuernos, es el representante del miedo y el temor; por su parte, el abuelo Lázaro la ayuda a recurrir a la verdad como el arma más poderosa.

«Un niño que no ha sufrido abuso tenía como su propia historia cuando veía a Valentina, cuando veía Valentina un niño sin abuso disfrutaba la obra y decía ¡ah sí, qué bonito el abuelo que lo salva del diablo!, pero cuando había abuso el niño podía verse reflejado en lo que estaba viendo en el escenario y entonces por eso era importante que hubiera ese apoyo».

Valentina y la sombra del diablo tuvo récord de asistencia nacional con más de 60 mil niños. El espectáculo es la primera vez que llega a un recinto de Guanajuato.

«Cuando fueron estas funciones teníamos el apoyo de psicólogos junto con maestros, porque había niños que se ponían muy mal en la sala. Eso nos permitía detectar el abuso en los niños y fueron tratados psicológicamente. Para mí, ese es el mayor logro que puede tener un teatrero o al menos con las expectativas que yo he tenido siempre del teatro».

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