Reforma migratoria en EE.UU., un terreno movedizo en el Congreso

Washington, 28 oct (PL) El presidente estadounidense, Barack Obama, insiste en que logrará una reforma migratoria este año, aunque es un tema que hoy ha descendido en nivel de prioridad dentro de la agenda del Congreso.

«Es el momento de hacerlo», es necesario «arreglar nuestro roto sistema de inmigración», reiteró Obama desde la Casa Blanca el pasado 24 de octubre.

Sin embargo, el mandatario demócrata se enfrenta en el plano interno a asuntos pendientes como el llegar a un acuerdo final sobre el presupuesto después del pacto de última hora el pasado 16 de octubre.

Ese pacto solo otorgó un respiro en el Capitolio para el cese del cierre del gobierno federal y evitar que el país cayera en la temida cesación de pagos.

El límite de la deuda y los fondos para que Washington siga funcionando tienen fecha tope a inicios de 2014 y este será un debate por venir al que se le prestará la máxima atención.

De ahí que la ya dilatada reforma migratoria seguirá esperando porque tampoco hay un consenso bipartidista.

Los legisladores republicanos, que controlan la Cámara de Representantes, todavía no concretan qué pasos tomarán para lograr la aprobación de una reforma.

Mientras, los demócratas continúan en la lucha por conseguir un proyecto de ley que de luz a la ciudadanía a los más de 11 millones de indocumentados residentes en Estados Unidos.

El congresista Luis Gutiérrez, dijo que «es un túnel difícil y oscuro» el poder alcanzar una reforma migratoria integral este año, pero al mismo tiempo el Congreso debe entender que nosotros no nos vamos a ir. Las deportaciones continúan y continuarán ocasionando un efecto devastador».

Durante este mes activistas e inmigrantes indocumentados en todo el país han participado en marchas y protestas masivas por el logro de los cambios en las leyes federales y en busca de un alto a las expulsiones.

Se calcula que son deportadas más de mil personas por día y según los números acumulativos desde que Obama tomó posesión en enero de 2009, se han deportado a cerca de un millón 600 mil extranjeros a sus países de origen.

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