Washington, 30 oct (PL) La percepción sobre el exanalista de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) Edward Snowden mantiene dividido a los estadounidenses, reveló hoy una encuesta de Angus Reid Global.
La investigación encontró una polarización sobre la opinión acerca del hombre que puso en crisis a la Casa Blanca con sus filtraciones de espionaje a teléfonos de ciudadanos del país y a más de 35 líderes mundiales, entre otros.
Los estadounidenses todavía no pueden decidir si Snowden es un traidor o un héroe, señala la encuesta, que encontró que el exagente tiene un apoyo mayor en Canadá y Reino Unido.
El 51 por ciento de los estadounidenses consideró que Snowden es una especie de héroe, que debe ser elogiado por filtrar informes para que la población conozca que el Gobierno los espía y viola su intimidad.
En el otro extremo, 49 por ciento opinó que debe ser considerado un traidor, el cual debe enfrentar a la justicia por divulgar actividades de seguridad y que amenaza las operaciones de inteligencia occidentales.
El sondeo mostró además que el 54 por ciento de los econsultados están de acuerdo en que los esfuerzos de seguridad y la lucha contra el terrorismo significan a veces que se tengan que violar las libertades civiles con la incursión en la vida de los ciudadanos.
El 70 por ciento planteó que la vigilancia electrónica generalizada aplicada por el gobierno sería inaceptable, y un número igual tiene poca o ninguna confianza en la Casa Blanca como guardián de la información personal de los ciudadanos.
Un artículo publicado este miércoles en la versión digital de The Huffington Post cita un sondeo realizado en junio por Reuters / Ipsos cuyos resultados muestran que el 31 por ciento ven a Snowden como un patriota, el 23 por ciento lo califica de traidor, y el 46 por ciento no se manifestó.
La consulta Angus Reid destaca además que el excontratista es visto de forma positiva en el exterior, y así un 67 por ciento de los canadienses y un 60 por ciento de los británicos lo ven como un héroe.
Asimismo, los encuestados en los tres países oponen resistencia a la forma en que sus gobiernos colectan información de inteligencia y no confían en como sus dirigentes utilizan estos datos.