Panamá de fiesta y en asueto por el Día de la Patria

Panamá, 3 nov (PL) Como de costumbre, antes de salir el sol, el retumbar de los tambores y los toques de cornetas y clarines despertaron a los vecinos de San Felipe en el Casco Viejo con las tradicionales dianas por el Día de la Independencia de Panamá.

En el Palacio de Las Garzas, sede del gobierno, Ricardo Martinelli y la primera dama, Marta Linares, recibieron en las escalinatas del palacio obsequios y presentes de las delegaciones de la Policía Nacional, Cuerpo de Bomberos, Servicio Nacional Aeronaval y el Servicio Nacional de Fronteras.

No es lo acostumbrado, pero este año es el último homenaje a la patria que encabezan pues en mayo de 2014 serán las elecciones generales y en junio siguiente Martinelli entrega el gobierno al ganador.

Después del toque de diana, el mandatario y su esposa, los ministros, e invitados distinguidos, se alinearon alrededor del asta en los jardines del Palacio para izar la bandera y recibir a las bandas musicales que ya no acallaran tambores y cornetas hasta mañana tarde en la noche.

Esta es una tradición que cumple 110 años, rememorando aquel día en que un soldado desconocido tocó diana de una forma más alegre que de costumbre cuando se enteró de que Panamá se había separado de Colombia.

Ese hecho ocurrió el 3 de noviembre de 1903, y desde entonces y como entonces, la gente inunda las adoquinadas calles del vetusto precinto y se agolpa en los alrededores del palacio buscando huecos para no perderse el desfile tradicional.

Es la fiesta principal en este Mes de la Patria en el cual, curiosamente, se dan hechos de máximo valor histórico como el Día del Himno Nacional (ayer), el de la independencia hoy, el de la bandera mañana, el grito de rebeldía el 10 y la independencia de España el 28, entre otros.

También son, sobre todo, días de asueto, y la tradicional diáspora rompió desde el viernes, y la mayoría aplastante viaja hacia el interior con lo cual la ciudad de Panamá, que concentra a más de la mitad de los tres millones y medio de habitantes, se va quedando semivacía.

Para muchos, el descanso se extenderá hasta el día 6 y aunque las bandas de música escolares y de instituciones públicas recorren toda la ciudad capital, ya se siente entre las sombras de sus rascacielos mudos e impersonales, el silencio contrastante de una modernidad que poco tiene de común con el interior del país.

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