Embajadora de la Unicef alerta sobre genocidio en Costa de Marfil

Ginebra, 14 nov (PL) La actriz estadounidense Mia Farrow, embajadora de Buena Voluntad de la Unicef, denunció hoy que el actual conflicto en Costa de Marfil clasifica como genocidio, por lo que solicitó «una intervención diplomática de alto nivel» en aquel estado africano.
La representante del organismo de la ONU, que permaneció una semana en la República Centroafricana (RCA) y trasladó ayuda a las víctimas del conflicto armado interno, declaró a la prensa que unas 400 mil personas viven allí «escondidas en la maleza».
Farrow (1949) considera que en ese país existen «todos los componentes para un genocidio» en los choques a diario entre  cristianos y musulmanes, por lo que el disenso tiende a asumir un perfil religioso, además del étnico y el político por el poder.
La actriz aludió al origen islámico de los rebeldes del movimiento Seleka, liderados por el presidente Michel Djotodia, quien tomó el poder en marzo último tras derrocar al anterior gobernante, Francoise Bozizé, y ahora se enfrentan a milicias cristianas.
El elemento foráneo también fue valorado por la Embajadora simbólica de la Unicef al expresar que el contencioso está alentado desde el exterior, pues se estima que entre el 30 y el 80 por ciento de los irregulares de Seleka proceden de Chad y Sudán.
Los pueblos y aldeas han sido arrasados por los grupos armados y sus pobladores comen hojas y beben agua estancada para sobrevivir, condiciones en las que los niños mueren de forma alarmante, según la actriz y activista social.
«Estamos frente a una población abandonada, atrapada en un conflicto que ha adquirido graves dimensiones étnicas y que se ha convertido en el espectro de Somalia y de Ruanda», opinó Farrow al regresar a Ginebra luego de su tercera visita a la RAC.
Para la representante de Buena Voluntad de la Unicef, «las semillas del genocidio» están presentes en las motivaciones étnicas, en la acción de los grupos armados y en «las atrocidades del peor tipo contra civiles desprotegidos».
Farrow, encomendada por la Unicef de velar por niños atrapados en conflictos, subrayó que la gran diferencia ahora es que en lugar de encontrar un grupo rebelde cada cuatro kilómetros, hay dos principales.
El reclutamiento forzado de menores aumentó este año y unos tres mil 500 de ellos han sido enrolados de un modo u otro en el conflicto, según la actriz.
La activista estadounidense, quien ya había estado en el país en 2007 y 2008, viajó ahora por tierra durante siete horas hacia la ciudad noroccidental marfileña de Bosangoa y testimonia que vio «aldeas completamente destruidas, quemadas, abandonadas».
Costa de Marfil, con una extensión similar a la de Francia, solo cuatro millones 600 mil habitantes y cuantiosas riquezas, «es el área perfecta para que se escondan grupos extremistas», acorde con Barrow.

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