Espionaje de Estados Unidos al desnudo en 2013

La Habana (PL) La Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos (NSA) ocupó este año las primeras planas de la prensa internacional gracias a Edward Snowden, quien desenmascaró los programas federales para espiar comunicaciones telefónicas y cibernéticas dentro y fuera del país.

«No quiero vivir en un mundo donde todo lo que hago o digo es grabado. Gran parte de lo que fui testigo en Ginebra (desde una oficina de la Agencia Central de Inteligencia) me desilusionó acerca de mis funciones para el gobierno y sobre cuál era su impacto en el mundo»,

escribió el joven en las redes sociales.

Snowden -un héroe para muchos y un traidor para otros- es un exanalista de la polémica entidad y en junio pasado cobró notoriedad tras filtrar a los diarios británico The Guardian y al estadounidense The Washington Post 20 mil documentos secretos sobre los sistemas intrusivos de vigilancia.

Uno de esos softwares se denomina Prism y permite a la NSA recabar audios, vídeos, fotografías, correos electrónicos, documentos, conversaciones y conexiones en Internet de millones de personas, empresas y gobiernos de al menos 35 países bajo el pretexto de prevenir acciones terroristas.

Para conseguir los datos privados, la Agencia pinchó satélites, líneas telefónicas y cables de fibra óptica pero también tuvo libre acceso a grandes servidores de las firmas informáticas Facebook, Hotmail, Yahoo, Google, Skype, PalTalk, Aol, YouTube y Gmail, todas con

un alto número de usuarios a escala global.

Ante el temor de perder sus clientes, esas empresas defendieron su colaboración con el argumento de que fueron casos solicitados de forma

individual y amparados en una autorización judicial.

Incluso algunas también publicaron datos de su cooperación con la comunidad de inteligencia.

El escándalo se convirtió en un nuevo desafío para el presidente Barack Obama y en un punto adicional de fricción con el Congreso, donde un grupo de senadores demócratas y republicanos presentó un proyecto bipartidista contra los programas de espionaje interno en Estados

Unidos.

La legislación aboga por desclasificar los documentos de las cortes que operan bajo la llamada Ley de Vigilancia de la Inteligencia Extranjera, la cual autoriza el fisgoneo a los norteamericanos.

Ante esas presiones, altos funcionarios del Departamento de Justicia

y de las agencias de espionaje acudieron al Capitolio y se esforzaron por defender la «eficacia e importancia» de las operaciones de la NSA en la lucha antiterrorista.

Con ese mismo fin, Washington inventó durante el verano una supuesta amenaza de la red Al Qaeda en África y Oriente Medio que conllevó al cierre de 22 sedes diplomáticas en esa región y la emisión de una alerta mundial de viaje para sus ciudadanos.

Pero las revelaciones de Snowden indignaron a los estadounidenses y decenas de grupos sociales, entre ellos la Unión Nacional para la Defensa de los Derechos Civiles, interpusieron demandas contra el espionaje doméstico y exigen su cese inmediato.

A escala global, se desencadenó una crisis diplomática y a Washington le tocó dar la cara a numerosos países, incluso a socios como Alemania, México, España y Reino Unido, cuyos gobernantes también fueron blanco del seguimiento de la NSA.

Un grupo de eurodiputados visitó la nación norteña a fines de octubre y dialogó con legisladores de ambas cámaras del Congreso en busca de explicaciones al fisgoneo federal contra sus mandatarios y ciudadanos.

En un intento por aplacar el escándalo, Obama ordenó la revisión de

los sistemas de vigilancia de la Agencia antes que culmine este año y admitió la necesidad de limitar la capacidad de recopilación y el uso de los datos de inteligencia en internet.

Pero además de desentrañar el complejo andamiaje de la NSA, las filtraciones de Snowden pusieron al mundo en alerta y, como consecuencia, sembraron la desconfianza global en productos y servicios tecnológicos con la etiqueta Made in USA.

Expertos y medios de prensa auguran un alza de las llamadas nacionalización y regionalización estratégica de activos digitales, o sea, el alza de redes sociales, sistemas de almacenamiento en nubes y buscadores propios de cada país y zona geográfica para limitar el acceso

online desde el exterior y garantizar más seguridad a sus usuarios.

Como resultado habrá una caída del uso de una Internet única de libre y abierta navegación a escala internacional y los consorcios informáticos de la Unión serán los mayores perdedores pues dominan el mercado cibernético.

A juicio de especialistas, la pérdida de confianza también marcará en lo adelante el intercambio de información entre la NSA y los servicios secretos de sus aliados, porque las filtraciones dejaron al descubierto misiones conjuntas contra «enemigos comunes».

Ello también implicará menor o cero cooperación con los espías norteamericanos y posiblemente el fin de su hegemonía en el ciberespacio.

Snowden, refugiado ahora en Rusia, pasará a la historia por sacar a luz la mayor cantidad de datos confidenciales de Estados Unidos y desenmascarar a la NSA, considerada la agencia más opaca porque trabaja desde décadas bajo un secretismo extremo.

Gracias al joven, el mundo corroboró que se trata de una de las principales entidades de espionaje del mundo, posee el mayor complejo de análisis de información digital y es capaz de desencriptar las comunicaciones con una privacidad teóricamente garantizada por las compañías comerciales.

La Casa Blanca lo acusa de traidor y lo imputó con los cargos de robo de comunicaciones confidenciales y propiedades del Estado, por lo cual podría enfrentar una sentencia máxima de 10 años en prisión.

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