S.O.S por el oso blanco

Por Odalys Buscarón

Moscú (PL) Expertos internacionales advirtieron sobre los efectos negativos del calentamiento global y la contaminación ambiental, unidos a factores socioeconómicos y humanos, para la reproducción y el hábitat del oso blanco.

Considerado símbolo del Ártico, la zona más gélida del hemisferio norte del planeta, el oso blanco (Ursus marítimus) fue registrado hace décadas en el libro rojo de las especies en peligro de extinción.

En una de las intervenciones de apertura del foro internacional por la conservación de esos animales, el director general del Fondo Mundial para la Naturaleza, Jim Leape, llamó a los países partes de la zona de hábitat de este mamífero a multiplicar los esfuerzos de cooperación para garantizar la

preservación de las poblaciones.

Destacó los avances de los últimos 40 años, desde que se firmó la convención internacional para la conservación de los osos polares (1973), pero con los drásticos cambios climáticos es un imperativo la adopción de medidas efectivas adicionales para evitar la extinción de esos el próximo siglo, alertó Leape.

El ministro ruso de Recursos Naturales y medioambiente, Serguei Donskoy, señaló a la caza furtiva como uno de los factores que ha causado la drástica reducción de las poblaciones del oso blanco.

Dijo que en Rusia (Unión Soviética) se prohibió su cacería en 1956 y que en el período de 2012 y 2013 se endurecieron las medidas para penalizar el traslado ilegal, contrabando y venta de ejemplares de esa especie amenazada.

El calentamiento global, con la reducción del área de hielo en un 25 por ciento en los últimos años en el Ártico, es otro factor que amenaza seriamente a la especie, unido a la contaminación del medioambiente, expuso el titular ruso.

De acuerdo con los especialistas, a pesar de su alto potencial de adaptación al clima polar, el oso blanco es una de las especies más sensibles a la toxicidad de los contaminantes químicos vertidos en las aguas.

La falta de hielo incide directamente en el comportamiento de las poblaciones por el deterioro del hábitat y las afectaciones en el ciclo de reproducción, coincidieron los especialistas.

De ahí que en su conferencia, el profesor Thors Larsen, de la Universidad de Ciencias Naturales de Noruega, subrayó la importancia de la cooperación internacional en las investigaciones acerca del impacto de los factores climáticos y socio-económicos sobre la especie, para mejorar las políticas de conservación y protección.

Hay una clara noción en los países partes (Canadá, Dinamarca, Estados Unidos, Noruega y Rusia) de otras amenazas provenientes de la exploración y explotación de hidrocarburos, del transporte marítimo por la ruta del Ártico y de la actividad económica de las comunidades originarias.

El Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés) entregó a los participantes del foro 40 mil firmas en defensa del oso blanco polar, en un S.O.S. para que los gobiernos del quinteto del Ártico adopten un plan global de conservación de esta especie en peligro, calculada en unos 25 mil ejemplares.

Uno de los reclamos expresados en el comunicado de la WWF se refiere a la realización de investigaciones de las poblaciones en un plazo hasta 2016, de cara a un plan de acciones concretas para su conservación, afirman los ambientalistas.

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