Japón concretó compras de armamento bélico como nunca antes

Tokío, 22 dic (PL) El Gobierno japonés concretó esta semana la compra de armamento estadounidense de alta tecnología, como parte de un presupuesto de defensa estimado en más de 180 mil millones de dólares para el periodo 2014-2019.

El pedido incluye cinco submarinos, dos destructores, 28 cazas F-35, denominados invisibles, 17 Osprey de despegue vertical, tres drones y medio centenar de vehículo anfibios y que implican un aumento del cinco por ciento en ese tipo de gastos con respecto a la etapa del 2009 al 2013.

De tal manera, el primer ministro Shinzo Abe aplica en la práctica un creciente reforzamiento militar del país como nunca antes y al que califican fuentes políticas y grupos antibélicos como muy similar a las condiciones previas al estallido de la Segunda Guerra Mundial.

Abe, en igual cargo del 2006 al 2007, planteó los principios del nuevo rearmamentismo desde que asumió la jefatura del Gobierno hace más de un año y que se concretó en este mes en la creación del Consejo Nacional de Seguridad, a imagen y semejanza del estadounidense.

Asimismo, el Partido Liberal Democrático y el aliado en la coalición gubernamental Komei, maniobran en el Parlamento para modificar radicalmente el artículo nueve de la Constitución, el cual entre otros aspectos renuncia expresamente a la guerra.

Los elementos al respecto son permitir a Japón ayudar a un aliado en caso de ser agredido y aunque el territorio nacional no sea atacado y que necesitaría al menos dos tercios en las cámaras de Diputados y del Senado para su aprobación.

Tales decisiones, cuestionadas entre otros por el Partido Comunista japonés, pretenden acabar con el papel de gigante económico del país, pero enano polìticamente.

Expertos de la Universidad Rikkyo, en Tokío, apuntan que el principal problema en la retórica belicista de Abe radica en que la deuda pública supera casi dos veces y media a la economía nacional.

En ese sentido, también investigadores de la Universidad Meiji, en la capital, subrayan que ese creciente endeudamiento se complica aún más tras le crisis nuclear y energética a partir del terremoto y posterior tsunami que dañaron irremdiablemente la central de Fukushima en marzo del 2011.

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