Naciones Unidas, 30 dic (PL) Unicef denunció hoy que un creciente número de niños en la República Centroafricana es víctima de la escalada de violencia en ese país, donde son blanco de ataques o reclutados para formar parte de grupos armados.
«Somos testigos de niveles sin precedentes de esa violencia contra los niños, ya sea por su incorporación a los grupos armados o por convertirlos en objetivos directos de atroces actos de venganza», advirtió en una nota de prensa el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia.
Según la agencia, los recientes casos de tres infantes masacrados en la capital, Bangui, demuestran el lamentable escenario en esa nación, donde este mes aumentaron los enfrentamientos entre milicias musulmanas y cristianas.
«Los ataques a los niños violan las leyes internacionales en materia humanitaria y de derechos humanos, y deben cesar de inmediato», afirmó la representante de Unicef en la República Centroafricana, Souleymane Diabate.
La funcionaria demandó acciones concretas para evitar que los menores se vean involucrados en el conflicto.
Datos de Unicef reflejan el asesinato de al menos 16 infantes y heridas a 60 de ellos, desde la escalada de la violencia en Bangui el 5 de diciembre.
El año pasado la República Centroafricana comenzó a ser azotada por una crisis interna, que tuvo en marzo último el agravante del golpe de Estado de los rebeldes Séléka contra el entonces presidente, François Bozizé.
A principios de este mes, el conflicto se multiplicó, a partir de los ataques y actos de venganza de antiguos Séléka (mayoritariamente musulmanes) y anti-Balaka (grupos armados cristianos).
El 5 de diciembre, el Consejo de Seguridad analizó el incremento de la violencia sectaria e intercomunitaria en la nación africana, luego de lo cual autorizó la intervención de tropas francesas como refuerzo de la Misión de paz africana (Misca).
Naciones Unidas trabaja en los preparativos para convertir la Misca en una nueva operación de paz de la Organización.
Desde la escalada de las hostilidades, hace 25 días, al menos mil personas perdieron la vida, mientras que cientos de miles dejaron sus hogares para escapar de los actos de venganza.