El IFE se despide con «buena imagen» en lo general

En sus últimos meses de vida tiene una aprobación de 60%, pero fallos recientes ponen en duda su labor de árbitro electoral, dicen expertos

Tras 24 años de existencia, el Instituto Federal Electoral (IFE) desaparecerá en los próximos meses con una «buena imagen» entre los ciudadanos, pese a las dudas de analistas consultados sobre la capacidad que ha tenido el organismo para garantizar elecciones equitativas, luego de decisiones controvertidas que tomó en su última etapa, como el caso de las tarjetas Monex en 2012.

El IFE anunció este lunes que, en colaboración con el Colegio de México (Colmex), realizó un estudio que concluye que 59% de los ciudadanos entrevistados tiene «mucha o algo» de confianza en la institución, y en el cual reconoce que ha habido «variables que han influido en el ascenso y descenso» de su aceptación en distintos años, sin precisar detalles.

Al respecto, los consejeros del IFE consideran que esas cifras reflejan que el instituto goza de aceptación entre la mayor parte de la ciudadanía.

«El IFE ha acreditado en los últimos 24 años que es una institución confiable. (…) En México sí funcionan las instituciones electorales y la gente sigue optando por salir a votar», dijo el exconsejero Francisco Guerrero, profesor de la Universidad Anáhuac desde que terminó su periodo en el IFE en 2013.

CNNMéxico trató de consultar el estudio del IFE, pero tanto el Colmex como el instituto aún no lo han hecho público y se prevé que en dos semanas esté disponible en la página del IFE.

Adiós al IFE

El IFE, que deberá convertirse en Instituto Nacional Electoral (INE) antes del próximo 11 de junio, cerró 2013 con una aprobación de alrededor de 60%, según mediciones de las encuestadoras Consulta Mitofksy y Parametría.

Para los directores de ambas empresas, ese nivel de aceptación se debe a que la imagen del IFE frente a los ciudadanos se sustenta —principalmente— en su papel como organizador y árbitro de elecciones y como responsable de emitir las credenciales de elector, la identificación oficial más común en México.

La reputación del IFE «no necesariamente se basa en un tema de actividad electoral», sino que se relaciona más con el hecho de que emite la «carta de identidad» de los mexicanos, señaló Francisco Abundis, director de Parametría. «Los chavos dicen: ‘Ya sacaste tu IFE, traes tu IFE, presentas tu IFE’. (…) La palabra IFE es parte de mí, de lo que debo traer de mis papeles», coincidió Roy Campos, presidente de Consulta Mitofksy.

Ambos encuestadores señalaron en que el mejor momento de aceptación del IFE ocurrió en el 2000, cuando era presidido por José Woldenberg y fue el árbitro de la alternancia en la presidencia luego de 71 años de gobierno del Partido Revolucionario Institucional (PRI).

En contraste, la peor etapa fue en la contienda presidencial de 2006, cuando la noche de la votación, el entonces presidente del instituto, Luis Carlos Ugalde, se negó a dar a conocer los resultados preliminares argumentando que había una distancia muy cerrada entre el primer y el segundo lugar.

El candidato de la izquierda, Andrés Manuel López Obrador, acusó un fraude para favorecer al panista Felipe Calderón —a la postre ganador de los comicios— y la imagen del IFE cayó por debajo del 40%. Comenzó a mejorar después de las elecciones intermedias de 2009 y desde esa fecha, en promedio se ha mantenido arriba del 50%, según los encuestadores.

Las dudas sobre su imparcialidad

Para algunos analistas, si bien el IFE goza de «buena reputación» por su labor de emitir las credenciales de elector y por cumplir con la organización de las votaciones de manera «aceptable», algunas de las decisiones que ha tomado desde la contienda presidencial de 2012 ponen en duda su desempeño como un árbitro imparcial.

«(El IFE tiene) un reconocimiento que no le debe regatear. Los problemas comienzan con las decisiones que a lo largo de este tiempo tomó el Consejo General, particularmente en lo que atañe a la campaña presidencial», dijo en entrevista Eduardo Huchim, especialista en asuntos electorales.

Para Huchim, exconsejero electoral del Distrito Federal, una de las resoluciones más cuestionables del IFE se produjo en enero de 2013, cuando en una votación dividida declaró infundada una queja contra el gobernante PRI, por el presunto uso de tarjetas del banco Monex para financiar la campaña del hoy presidente Enrique Peña Nieto.

Una encuesta de Parametría dada a conocer entonces señaló que 28% los ciudadanos consideraba que el PRI había utilizado tarjetas de Monex para comprar votos, en tanto 28% pensaba que era una acusación falsa y 44% contestaba «No sé».

Otra decisión controvertida ocurrió en enero pasado, cuando el IFE se declaró incompetente para investigar el gasto en publicidad del gobernador de Chiapas, Manuel Velasco, del Partido Verde Ecologista de México (PVEM) —aliado tradicional del PRI—, argumentando que el Congreso aún no aprueba la ley de propaganda gubernamental que le daría facultades al Instituto para hacerlo.

Aunque ambas decisiones han sido criticadas por los partidos Acción Nacional (PAN) y de la Revolución Democrática (PRD), principales fuerzas de la oposición, los consejeros que votaron a favor de ellas señalan que actuaron con apego al marco legal y que, pese a los señalamientos de algunos dirigentes partidistas, la ciudadanía confía en el IFE.

Las tareas del futuro INE

El instituto será sustituido por el INE durante la primera mitad de 2014. Este fue uno de los puntos clave de la reforma político-electoral aprobada por el Congreso en diciembre, con la cual se busca mejorar la organización de los comicios en estados y municipios, según los legisladores que apoyaron la propuesta.

El INE tendrá 11 consejeros —dos más que el IFE—, asumirá los recursos financieros y materiales con los que cuenta el IFE y se prevé que su presupuesto aumente a partir de 2015, aunque hasta ahora se desconoce en qué proporción.

El nuevo organismo tendrá más facultades. Algunas de ellas serán organizar elecciones estatales y municipales cuando lo solicite una autoridad local, y fiscalizar los recursos de las fuerzas políticas en todo el país.

Además, apenas quede constituido, tendrá que iniciar la organización de los comicios del próximo año para renovar la Cámara de Diputados.

Para algunos analistas y encuestadores, ese será el primer reto que el INE tendrá que superar para ganarse la confianza de los ciudadanos.

«El INE va a tener que entrar con mucha fuerza y demostrar que sí es un instrumento ciudadano, y en el 2015, vamos a ver cuál es su actuación. Esa va a ser su primera prueba de fuego», dijo Campos.

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