¿Quiénes son los verdaderos responsables de la violencia en los estadios?

Jorge Lazcano V.

El domingo pasado, durante el clásico tapatío, se vivió una de las noches más violentas que ha presenciado el fútbol mexicano y no es para espantarse, toda la violencia se ha venido gestando desde hace tiempo y, la FEMEXFUT y los propios dueños de los equipos, no han acabado de raíz con el problema: las barras.

Lamentablemente la culpa no es de los pseudo-aficionados que militan en estas barras, los responsables tienen apellido y nombre.

Las barras en México inician con la idea de crear grupos de apoyo, como las barras sudamericanas, que durante 90 minutos apoyaran a su equipo con cánticos y ondearan la bandera en todo lo alto del estadio; algo que se pensaba atraería mayor color y alentaria a los jugadores durante el campeonato.

Durante los años 90, la  directiva de grupo Pachuca inició la importación de gente sudamericana para formar estos grupos de porras; fue así como nació la  Ultratuza. Posteriormente hizo su aparición la Rebel, quien en el año 1998, apoyaría al club Universitario; poco después se empezaron a incorporar todas las demás, desde la barra rojiblanca denominada Legión 1908; la barra de los tigres «Adicción»; Monterrey, «Libres y locos» y la «Monumental» del conjunto azulcrema, todo esto, organizado por los dueños de los equipos y bajo los ojos de la Federación Mexicana de Fútbol.

La liga MX o mejor llamada por los directivos de la FEMEXFUT como el proyecto de liga «premier», se cae a pedazos. Lo que pasó el domingo pasado en el Jalisco no sólo fue una mala organización, fue un conjunto de negligencia por parte de las autoridaes encargadas de revisar a la barra; de logistica por no contar con credenciales que identfiquen a los miembros de ésta y de seguridad por no contar con cámaras de vigilancia en el estadio.

Tal parece que a raíz de lo sucedido en la casa del atlas ahora sí, todos quieren erradicar a estas barras, desafortunadamente puede ser demasiado tarde. No olvidemos que hace tiempo los directivos y jugadores de las chivas de Guadalajara sufrieron amenazas de muerte por los malos resultados en el torneo y, así como lo fue chivas, también existen muchos equipos que se encuentran, literalmente, secuestrados por los jerarcas o líderes de las barras, inclusive muchos cuentan con oficinas dentro de las instalaciones de los clubs, algo que se había visto en inglaterra e italia.

Increiblemente, los directivos optaron por seguir «consintiendo» y financiando a estos individuos que poco a poco se van haciendo más violentos, como lo fueron los Holligans en Inglaterra, cabe recalcar que el gobierno de Inglaterra mandó, en 1989, una exhaustiva investigación, en la cual se pudo entender que la violencia de los ‘hooligans’ era un fenómeno sociocultural del país y no del fútbol. Lo que vivimos hoy en día es algo similar a lo que pasó en Inglaterra: pobreza, desempleo, inestabilidad ecnómica y conflictos políticos.

 El problema va más allá del fútbol. Decio de María, Justino Compean, los directivos de los equipos-no sólo de primera división- y  las autoridades correspondientes tienen que trabajar en conjunto para acabar con este «cancer» que ha ido mermando las entrañas del fútbol mexicano.

 Hoy, el señor Jorge Vergara, dueño de las chivas, anunció que se tienen completamente identificados a los agresores, además, se inició una campaña por parte de la FEMEXFUT para identificar a los presuntos implicados en los hechos vandálicos del domingo; habrá que esperar que no sea sólo una medida temporal y que se aplique en todo el gremio futbolistico. Urge que se tomen medidas de raíz

Si el fútbol mexicano no está capacitado y no tiene los recursos necesarios para proteger al verdadero aficionado es evidente que las barras se tendrán que ir.

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