El Real Madrid sigue en caída libre

El equipo blanco lo intentó, pero demostró en Vigo que tiene la mente puesta en la final de la Champions

El Real Madrid está en caída libre y no da síntomas de que vaya a reaccionar. Desde que ganó al Bayern de Munich en la Champions, el equipo blanco ha desaparecido por completo del mapa. Empató ante el Valencia en el Bernabéu y perdió en Valladolid y en Vigo. Tres partidos en los que el Real Madrid ha perdido la Liga y ha llenado su enfermería con ilustres como Cristiano Ronaldo, Benzema, Di María o Bale. Aunque lo peor para los blancos no es eso, que ya es. Lo peor es que ante Valladolid y Celta, la imagen que dio el Real Madrid ha sido muy pobre, de un equipo apático, sin ambición y con la mente puesta en la final de Lisboa del próximo 24 de este mes de mayo. Todo el madridismo confía que todo eso cambie ante el Atlético en esa final de la Champions League porque si no lo hace, la Décima tendrá que esperar ya que tal y como está este Madrid, conquistar la Copa de Europa se antoja imposible.

Es cierto que el Real Madrid saltó a Balaídos dispuesto a redimirse del ridículo que hizo ante el Valladolid en la segunda mitad. Con un equipo repleto de suplentes por culpa de las lesiones, como Casemiro, Nacho o Morata, más los reaparecidos Khedira y Arbeloa, los de Ancelotti buscaron imponerse al Celta de un Luis Enrique en el que estaban puestas muchas miradas, especialmente de los azulgrana ya que el año que viene, salvo sorpresa, será el nuevo técnico del Barça. Su Celta, la verdad es que juega bien, al toque y está liderado por un Rafinha que fue el gran protagonista del inicio de un encuentro que conforme pasaban los minutos se iba haciendo muy aburrido con contadas llegadas peligrosas a las porterías de Diego López y Sergio Álvarez. Sin embargo, cuando todo parecía que se iba a llegar sin goles al descanso, Sergio Ramos falló ante la presión de Charles que se fue hacia Diego López para poner el 1-0 en el marcador. El defensa blanco se quejó de una falta en el robo de balón de Charles, pero el colegiado no lo vio así porque, entre otras cosas, no lo era.

Al descanso se llegó con esa victoria momentánea del Celta ante un Real Madrid que salió en la segunda parte a darle un vuelco al resultado y, sobre todo, al partido. Los de Ancelotti salieron a por todas y tuvieron ocasiones claras para marcar, pero no era su día. O no acertaban o lo sacaba la defensa del Celta y si no, el portero. La sensación era que el Real Madrid estaba cerca de empatar a pesar de que no estaba fino. Y pudo hacerlo si el árbitro hubiese señalado un penalti a Modric que pareció muy claro. Los blancos eran superiores al equipo gallego que buscaba la sentencia a la contra, aunque con muy poco éxito o buscando un penalti como Charles en una acción con Diego López que no era.

Sin embargo, cuando todo parecía que era el Madrid el que iba a empatar, fue el Celta el que puso el 2-0. Otro fallo garrafal de los blancos, en esta ocasión de Xabi Alonso, y la picardía de Charles a la hora de robar un balón propició el segundo tanto del equipo gallego en el minuto 63. Ahí se acabó el encuentro para un conjunto blanco al que no siquiera le quedó el pundonor de apelar a la épica para buscar lo imposible. Ancelotti, muy dado a enviar mensajes con los cambios, también lo hizo en Balaídos. Sacó a Willian José como último recurso y dejó a Bale en el banquillo. O lo que es lo mismo, tal y como estaba el partido, no iba a arriesgar al galés, una de sus estrellas, y perderlo para la final de la Champions League.
La recta final del encuentro fue de locura, sin tácticas, sin esquemas y con llegadas a las dos áreas. Los porteros se convirtieron en protagonistas con notables intervenciones y con un poste incluido de Bermejo. Así acabó este encuentro en el que el Real Madrid demostró que sigue sin recuperarse porque tiene puestas todas sus energías en la final de Lisboa.

Fuente: MundoDeportivo

 

Deja tu comentario