Entramados de un complejo panorama político francés

Por Masiel Fernández Bolaños

París, 30 ene (PL) El panorama político francés se vislumbra hoy especialmente complejo de cara a las elecciones presidenciales de 2017, con encuestas que favorecen al ultraderechista Frente Nacional (FN).
La presidenta del FN, Marine Le Pen, sería la más votada si las elecciones presidenciales fueran el próximo domingo, según un sondeo elaborado por el instituto Ifop.
Le Pen lograría entre el 29 y el 31 por ciento de los apoyos, por delante de todos sus rivales.
El actual primer ministro, Manuel Valls, del gubernamental Partido Socialista; el expresidente Nicolas Sarkozy y el ex primer ministro Alain Juppé, ambos de la conservadora Unión por un Movimiento Popular, tendrían un apoyo del 23 por ciento cada uno.
Mientras, el actual mandatario, François Hollande, sólo alcanzaría un 21 por ciento de los votos, precisa la pesquisa.
Sin embargo, en una segunda vuelta, Le Pen sería derrotada por cualquiera de sus potenciales adversarios.
Expertos opinan que 2015 presenta un camino complejo para el escenario francés, con un Ejecutivo encabezado por un presidente que registró en 2014 los niveles más altos de impopularidad de un mandatario en la llamada V República iniciada en 1958 y muchos problemas por resolver.
Importantes temas en materia política y económica integran las prioridades de la agenda gubernamental en un año considerado esencial de cara a las elecciones presidenciales de 2017.
Hollande tiene grandes desafíos sobre todo porque se encuentra en la segunda mitad de su mandato con un balance negativo en materia de lucha contra el desempleo, el crecimiento de la economía, la reducción del déficit público y la deuda.
En un contexto de crecientes problemas económico y de divisiones, incluso en el seno del PS, analistas señalan que la derecha podría ser la más beneficiada.
Lo más inquietante es el hecho de que los analistas no se refieren sólo a la derecha tradicional principalmente aglutinada en torno a la conservadora UMP.
Advierten que la ultraderecha más rancia, encarnada en el FN de Marine Le Pen, ha escalado posición, lo cual complejiza el escenario para las elecciones departamentales y regionales del año en curso.
En marzo pasado, en ocasión de los comicios municipales, el PS sufrió un severo revés y perdió la administración en unas 155 ciudades, pasando al segundo lugar por detrás de la UMP.
Apenas unos meses después, en septiembre, las elecciones parciales del Senado resultaron otro revés para el presidente Hollande, que perdió la mayoría en la cámara alta del Parlamento.
Esa situacion adversa para Hollande complejiza aún más su gestión, cuando en la nación gala la última palabra en materia legislativa la tiene la Asamblea.
En la nueva configuración del Senado la UMP y sus aliados de la Unión de Demócratas Independientes suman 189 sillas, bastante por encima de la mayoría absoluta cifrada en 175.
Por su parte, el PS, los ecologistas y el Partido Comunista Francés llegan en conjunto a 157 puestos y el extremista FN ingresó por primera vez a este recinto, con dos representantes.
Algunos especialistas insisten en que tras los atentados ocurridos a principios de enero en París, la situación se torna todavía más difícil, sobre todo por la repercusión de los mismos y hasta el «uso» que pueda llegar a hacerse de los mismos.
El clima político nacional es nauseabundo. Las declaraciones racistas de responsables políticos se trivializan.
La xenofobia, el antisemitismo y la hostilidad hacia los musulmanes se propagan peligrosamente en Europa, remarcó recientemente el secretario nacional del Partido Comunista Francés, Pierre Laurent.
El drama que acabamos de vivir, reiteró, no debe devenir pretexto para el odio contra los musulmanes. Toda forma de estigmatización de una comunidad, cual sea, debe ser condenada con firmeza y determinación, aseveró.

Deja tu comentario