¿Somos conscientes de los alcances de nuestro cuerpo en la creación y transformación de espacios?

Por Yesenia Torres Fotos: Brenda Ayala

Quisimos rescatar una parte de la historia invisible del sitio a partir de un acto. El baile es una especie de rito que aún nos queda y la idea de las velas de sebo, que están vinculadas con temas como la brujería o cierta ritualidad, funcionarán como una forma de vocación de un tiempo y un espacio de lo que algún día fue la zona, mencionó Darío Meléndez mientras  separaba las velas.

 

(N22)Misteriosas y vivas, así  se percibían las paredes de La Nana, lugar que guarda recuerdos de lo que algún día fue el emblemático Salón Sol de la Colonia Guerrero. Era el primer viernes de marzo a punto de anochecer, sin embargo la gente no se reunió para beber baile de danzón o embriagantes horas de placer como lo hicieron décadas atrás. Se han comenzado a servir tazas de té.
Una pantalla en la sala principal, en los pasillos colgaban pinturas en acuarela, dibujos a lápiz, fotografías y se tazas rotas. Comenzamos a entender que no fue casualidad elegir este sitio como plataforma de Intersticios Corpóreos II, exposición colectiva en la que  se reúnen las obras de 12 artistas emergentes que  han trabajado sobre la relación que existe en la triada cuerpo- espacio- arquitectura.
La exposición forma parte de los ejes temáticos de Mextrópoli, Festival Internacional de Arquitectura y Ciudad 2015  que de la mano con la revista Cultura Colectiva crearon esta plataforma que ha reunido el trabajo de artistas multidisciplinarios, quienes a través de pintura, gráfica, instalación, video y fotografía, han representado el cuerpo como principal configurador de la realidad que nos rodea.
No podemos tener una percepción si no nos situamos dentro de nosotros, no podemos saber qué es lo que hay en la arquitectura si antes no tenemos un conocimiento previo de nuestro cuerpo. Intersticio es un espacio, como las piedras por donde se filtra el agua, eso es un intersticio, esos espacios que están pero son invisibles y que están para generar comunicación y lo primero que tenemos para la comunicación es el cuerpo, nos fuimos a la base para reflexionar sobre nuestro cuerpo y nuestros recuerdos, explicó Mariana Rey, coordinadora del evento.
Al fondo del recinto estaba una habitación pequeña, dos largas cortinas esconden el enorme espejo que será la base para el performance Instalacciónque prepararon Karla Rebolledo y Darío Meléndez. En este acto el cuerpo del artista se vuelve el motor principal para que todo suceda.
Lo que ocurrió en ese cuarto oscuro fue una operación surrealista. Alrededor de 300 velas encendidas se consumieron sobre un espejo que palpitará  al ritmo del Danzón de Juárez.
Pensamos en el concepto de intersticio de este lugar en relación al pasado, pues aquí anteriormente fue el Salón México. Quisimos rescatar una parte de la historia invisible del sitio a partir de un acto. El baile es una especie de rito que aún nos queda y la idea de las velas de sebo, que están vinculadas con temas como la brujería o cierta ritualidad, funcionarán como una forma de vocación de un tiempo y un espacio de lo que algún día fue la zona, mencionó Darío Meléndez mientras  separaba las velas.
“Tratamos de ir a otro lugar, tratar de perturbar desde lo que no es normalmente perturbable”, agregó Karla Rebolledo.
El silencio predominaba y la pantalla comenzó a proyectar la vida y contraste de nuestra ciudad. Un sonido casi imperceptible comenzó a circular por los pasillos del lugar, cada vez más fuerte. No había coherencia entre la imagen y el sonido ¿qué era aquello que se escucha? se cuestionó el público.
“Lo que busco es  la reacción de diferentes partes del cuerpo, en este caso el sonido ha condicionado la imagen”, dijo Uryan Lozano quien provocó la incertidumbre a partir de un Zimbalo y arcos de violín.

 

El espacio tomó vida, se convirtió en un lugar que vibró bajo la música de un Didgeridoo. Con la proyección intermitente de una ciudad latente comenzó Intersticios Corpóreos II. La constante analogía entre el cuerpo y la arquitectura fue el objetivo del trabajo de Amílcar Rivera Munive, Carla Gabriela Esquivel, César Díaz García, Darío Meléndez, Karla Rebolledo, Enrique Ramírez, Francesco Orazzini, Iván Salamanca, Quetzalcóatl Castillo, Zael von Mazon y Monserrat González.
La muestra va dirigida a todos aquellos que tengan el interés de reflexionar sobre nuestros intersticios corporales, la responsabilidad que tenemos como seres individuales-sociales con el espacio que nos contiene y que constantemente transformamos.
 
Intersticios Corpóreos II permanecerá abierta al público en La Nana, Fábrica de Creación e Innovación hasta el  13 de marzo.

Deja tu comentario