Santiago de Cuba, una ciudad que cuida su historia

Por Martha Cabrales Arias

Santiago de Cuba, 7 may (PL) Cuando los 500 años de la ciudad de Santiago de Cuba están casi a las puertas, en julio próximo, los desvelos por cuidar su historia se tornan más palpables para sus pobladores y los visitantes.
En esos esfuerzos, que tienen como paradigmas las Oficinas del Conservador y de la Historiadora de la urbe, junto a la dirección de Patrimonio del Ministerio de Cultura, se involucran las principales autoridades, los organismos estatales y organizaciones sociales porque se trata de la más alta prioridad.
Basta caminar algunas de sus principales calles y avenidas para apreciar cuánto se hace en pos de salvaguardar la memoria y traer al presente, como suerte de amuleto hacia el futuro, tanta sangre derramada, tanto dolor y entrega de familias santiagueras en su contribución a las gestas por la independencia.
Un aldabonazo resultó la exhortación hecha por el presidente Raúl Castro, en enero del 2014, de mantener una ciudad bella, higiénica, ordenada y disciplinada, a la altura de su condición de Cuna de la Revolución y la única que ostenta el título de Heroína de la República.
Muy en serio y con absoluta responsabilidad se toman los santiagueros ese compromiso histórico y, como enfatiza el Premio Nacional de Arquitectura Omar López, Conservador de la Ciudad, se trata de enaltecer un monumento de conjuntos y no a la inversa, por lo que esos cuidados adquieren relevancia mayor.
En esa trama privilegiada, apunta el experto, se insertan dos sitios y un colectivo que son Patrimonio de la Humanidad: la fortaleza de San Pedro de la Roca del Morro, el Paisaje Arqueológico de los Cafetales Franceses que la rodean en su cinturón montañoso y la Tumba Francesa La Caridad de Oriente.
A ello se suman 50 monumentos nacionales, entre los cuales descuella el cementerio de Santa Ifigenia, un verdadero museo a cielo abierto que atesora la tumba del Héroe Nacional José Martí y los sepulcros de personalidades de la historia y la cultura cubanas, puntualiza López.
Como una joya se mantiene el área monumental 26 de Julio, en la cual se yergue el cuartel Moncada, asaltado por Fidel Castro y jóvenes revolucionarios en esa fecha de 1953, cuando, tras el fracaso momentáneo, comenzó la etapa definitiva en las luchas libertarias de los cubanos. De acuerdo con el Conservador, en ese punto se concentran parte de los afanes de su Oficina.
Aunque algo distante del centro urbano, el arquitecto destaca también el paisaje asociativo de El Cobre, con valores patrimoniales relacionados con la religión, la minería y la esclavitud, en un entorno recortado en las elevaciones de la Sierra Maestra y visitado diariamente por cientos de cubanos y extranjeros.
La doctora Olga Portuondo, Historiadora de la Ciudad a quien se dedicara recientemente la Feria del Libro por sus notables aportes a la historiografía cubana, es igualmente una apasionada defensora de preservar esa herencia y llevarla a la conciencia y la cotidianidad de quienes habitan esta tierra.
La labor paciente y acuciosa de sus especialistas, junto a la de las restantes instituciones, está en esta obra de amor que se expresa, por ejemplo, en los bustos de generales de la independencia que escoltan la Avenida de los Libertadores en la conocida como Carretera Central.
Así, a lo largo y ancho del tejido urbano se aprecia esa reverencia, en la que está huella indagatoria de los investigadores santiagueros, tal y como lo manifiesta la presidenta de la filial de la Unión de Historiadores de Cuba, doctora Damaris Torres, reconocida estudiosa de la familia Maceo-Grajales.
Justamente, ante el bicentenario también en el séptimo mes de Mariana Grajales Cuello, progenitora de los Maceo y considerada la Madre de la Patria, la ciudad evoca su legado en un programa conmemorativo que se extenderá hasta diciembre y reafirmará los valores de una estirpe gloriosa en la historia nacional.

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