«Última vez en Plutón» o la nostalgia por las maquinitas

La novela empezó como un ejercicio de autoficción, es decir, Vallejo se tomó como punto de partida para una historia completamente ficticia que rescata algunos rasgos, intereses, acontecimientos, personas.

Por Irma Gallo

«Creo que podemos decir que en esta novela tiene todo, lo que está ahí es cierto y todo lo que está ahí es falso también», dijo el escritor Arturo Vallejo.

La pasión de un adolescente por la ciencia, su fascinación por los insectos, su primer empleo en una tienda de maquinitas, hoy llamada de videojuegos, y la difícil relación con su padre, son algunos de los ingredientes con los que Arturo Vallejo cocina su novela más reciente Última vez en Plutón.

La novela empezó como un ejercicio de autoficción, es decir, Vallejo se tomó como punto de partida para una historia completamente ficticia que rescata algunos rasgos, intereses, acontecimientos, personas.

«Lo que sucedió es que acabó siendo una nostalgia muy particular porque la novela está situada en 2006, que no es hace tanto tiempo, y sin embargo, sí se siente esta nostalgia, este lugar en donde trabaja el protagonista está rodeado por lo que nosotros conocemos conocíamos como Las Chispas, ¿te acuerdas?, que eran los locales de videojuegos».

Para Vallejo, la autoficción es un proceso complicado porque «no está basado en mi familia, pero es inevitable tomar algunos elementos, que de otra manera no tendría material. Cuando terminé de escribir la novela, y la había entregado a la editorial, mi padre murió».

Última vez en Plutón está publicada por Alfaguara.

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