Durante su homilía a los pies de la imagen de la virgen de Guadalupe y en su basílica, el Papa Francisco habló de los desaparecidos, y aunque no hizo referencia directa a ningún caso en particular, sí aseguró que Dios se acerca a los corazones de los familiares sufrientes: “Dios se acercó y se acerca al corazón sufriente, pero resistente, de tantas madres, padres, abuelos, que han visto partir, perder, e incluso, arrebatarle criminalmente a sus hijos”.
Explicó que ante tantas situaciones que hacen sentir que no hay esperanza, siempre hace bien un poco de silencio y encomendarse a la madre de Dios.
Tras la misa, el Sumo Pontífice permaneció por algunos minutos en santa oración frente a la Virgen del Tepeyac.
El Santo Padre exhortó a los miles de asistentes a darle de comer al hambriento, darle de beber al sediento, consolar al afligido y visitar al enfermo.
Antes de finalizar la misa, el líder de la Iglesia Católica bendijo y obsequió una corona de oro a la Virgen de Guadalupe.
Fuente: Notisistema