Un cáncer con ruedas

Guillermo Robles Ramírez
Por Guillermo Robles Ramírez

Aunque se diga que todos somos iguales y que no debe de haber diferencia alguna es algo fácil de decir, pero los hechos contradicen la realidad. Un ejemplo de ello se encuentra en el transporte público. ¿Cuántos de ustedes ocupan uno? Evidentemente no todos y se podría decir, que al menos aquellos considerados de la clase alta y media difícilmente puesto que todos tienen un vehículo o algún familiar que los lleve a alguna parte.

Estamos hablando que el resto de se ve obligado a tener que usar el transporte público para moverse a sus lugares de trabajo, escuelas, o cualquier otro lugar siendo éste medio su principal y única manera de moverse de un lado a otro y aún más si se trata en aquellas entidades en donde existen medidas para la contaminación como en la Ciudad de México en donde aplican el “hoy no circula”.

Cada entidad y cada municipio tienen sus propios problemas urbanos. Solo por mencionar las deficiencias del transporte público en Coahuila es un mal canceroso que comparten los 38 municipios, y que poco ayuda a la población, pero a la falta de otras opciones se ve obligado a tener que pagar un pésimo servicio público arriesgándose la vida de los usuarios.

Si conceptuamos el nombre de “servicio público” entonces porqué lo manejan particulares y no el Estado o el mismo municipio.

Por años sin importar que ciudad se viene escuchando por parte de los transportistas, concesionarios o sus sindicatos, promesas y compromisos acerca de mejorar su calidad y solución definitiva de todas las deficiencias en cuanto a sus servicios.

La mentada solución nunca llega y por el contrario, el problema de transporte urbano o público se ve cada vez más lejos convirtiéndose en algo más complejo llegando al extremo en el cual ya no es posible su solución integral y definitiva, porque nada más con sus promesas de cambiar sus chatarras por unidades nuevas, reparaciones, repintarlas, etc.; dejando a la población a tener que vivir con las condiciones actuales de riesgo por malas condiciones de unidades, provocadores de caos vial, la violencia y la contaminación siendo el resultado opuesto donde la integridad de los usuarios peligran como lo hemos visto innumerablemente publicado en los principales periódicos de cada localidad.

Después de 44 años que nadie desearía recordar la tragedia del aparatoso accidente ferroviario conocido como el “Tren de la Muerte”, donde murieron miles de peregrinos en el descarrilamiento de éste en el puente “Moreno”, siendo el segundo más trágico a nivel mundial; nunca se había presentado un accidente de transporte público con mayor cantidad de lesionados provocados por una sola unidad, y por desgracia una pérdida humana.

Siempre se ha buscado una solución superficial ante el transporte público para evitar el cumplimiento de las amenazas de éstos cometiendo delitos clasificados en la ley ante la obstrucción de calles y avenidas principales, si no les cumplen el incremento del transporte.

La poca sensibilidad de los choferes en donde aparte de ser groseros con la gente, se ponen a competir carreras entre los mismos choferes, usan esas unidades para amedrentar a otros vehículos más pequeños si no les conceden el paso donde no deben de pasar. Existen muchísimas quejas tanto de usuarios como de automovilistas en donde los concesionarios, así como los choferes siempre gozan de la impunidad de las autoridades prefiriendo sufrir de miopía porque a todos les tiembla los pies y las manos y todo ante las amenazas que estos gremios del transporte público son los que mandan en los 38 municipios de la entidad.

Para poder lograr la una modernización en los servicios es necesario agarrar al toro por los cuernos dándole solución congruente donde no le tienen miedo a las amenazas éstos abusones del transporte público.

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