A TIRO DE PIEDRA: DELEGACIONES FEDERALES, EL CAMBIO QUE VIENE

Por Julian Santiesteban

No puedes esperar construir un mundo mejor
sin mejorar a las personas
Marie Curie

Antes de que concluya el año, habrá relevos en las delegaciones federales de por lo menos doce entidades federativas de México, aunque las quejas de los diputados del Partido Revolucionario Institucional (PRI) ante el presidente de la República, Enrique Peña Nieto, pudiera ocasionar un ajuste en todo el país en esas posiciones, como un intento para mejorar la mala imagen presidencial y, de paso, no perder las elecciones en 2018.

En este espacio nos hemos referido, en los últimos dos años, en por lo menos siete ocasiones al mal desempeño de los delegados federales en todo el país; todo ello derivado de las diversas reuniones que funcionarios federales de primer nivel han sostenido con los representantes del gobierno federal en las entidades, a los que en diversas ocasiones se les ha recalcado que no son empleados de los gobernadores de las entidades, sino representantes del gobierno del presidente Peña Nieto, pero aun así los llamados han sido desobedecidos.

El 4 de junio de 2014 se realizó una reunión a nivel nacional encabezada por el mismo secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, y el entonces jefe de la Oficina de la Presidencia –ahora secretario de Educación-, Aurelio Nuño, y cuya versión oficial fue que sirvió para puntualizarles “que su función consiste en consolidar y eficientar sus tareas para alcanzar una mejor coordinación interinstitucional”; y la extraoficial fue que se les reconvino por estar más dedicados a su promoción y de sus gobernadores, dejando en segundo término la administración del presidente Enrique Peña Nieto.

Los casos de Veracruz y Quintana Roo son acaso los más representativos de los desvíos de recursos que se hicieron de delegaciones de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol), pero sobre todo porque en nada benefició al PRI o al gobierno federal las ilegalidades cometidas, pues a la postre ese partido perdió ambas gubernaturas el pasado 05 de junio, y no sólo no mantuvo 9 de las doce que estaban en juego, sino que apenas logró cinco de ellas; y de gobernar en 19 estados, el tricolor posee ahora 15 entidades federativas.

En Veracruz, hubo señalamientos directos de desvíos de por lo menos 800 millones de pesos, que supuestamente fueron aplicados supuestamente para las campañas electorales, pero no hubo beneficio alguno, más allá de la renuncia de Alejandro Baquedano Sánchez, pero en Quintana Roo la situación fue similar, pues el que fungiera como delegado de la Sedesol quintanarroense, Fabián Vallado Fernández, fue grabado y exhibido a nivel nacional utilizando los recursos de esa instancia para beneficio de su grupo político –el del gobernador del estado, Roberto Borge Angulo-, y en contra del que a la postre resultaría el gobernador electo, Carlos Joaquín González. Como se observa pues, en ambos casos los funcionarios operaron para sus gobernadores, supuestamente para su partido y para sí mismos, pero no para el gobierno federal o quien lo encabeza, son simples ejemplos, pero evidentemente no los únicos casos.

En Quintana Roo, además, durante la administración de Borge Angulo y los cuatro años que van del sexenio de Peña Nieto, ha habido escándalos en delegaciones como la de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) o de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), por proyectos polémicos como el llamado Dragon Mart; o la devastación ecológica en predios como Tajamar, que ocasionaron señalamientos incluso internacionales en contra de México, pero que a la postre no ha ocurrido gran cosa.

Los escándalos van desde la carencia de médicos en el Instituto Mexicano del Seguro Social -Flavio-Carlos Rosado, se llama el delegado, seguramente el lector es la primera vez que lo lee-, hasta lo poco logrado en materia de desarrollo social; pero entonces ¿a quién promocionan, qué es lo que hacen, a quién sirven los delegados federales? Por lo menos en Quintana Roo, a nadie más que ellos mismos, así se ve.

LA QUEJA DE LOS DIPUTADOS

Pero este escenario no es exclusivo de Veracruz o Quintana Roo, y la semana anterior los diputados priístas se encargaron de recordárselo al presidente Peña Nieto, y este, según trascendió aseguró que “pondrá lupa al trabajo que hacen los delegados federales en el país para que difundan de forma correcta los avances y beneficios que tienen los programas de su administración.”

Según aseveraron los legisladores, tienen compromisos con sus electores y los delegados no son coadyuvantes en la solución de los problemas, pero además, aseguran que ni siquiera difunden lo hecho por el gobierno federal; y aunque claro está que la “queja” de los legisladores  dio la impresión de ser sólo el pretexto para que el gobierno federal haga la “limpia” en las delegaciones, esa situación favorecerá en mucho a los doce gobernadores que iniciarán gestiones en breve, y la colocación de funcionarios profesionales será la oportunidad de establecer coordinación real.

DELEGADOS, LA FUERZA DE LOS GOBERNADORES Y LA COORDINACIÓN NECESARIA

De manera simple, se asevera que en la designación de los delegados federales se muestra la fuerza y cercanía de los gobernadores para con el actual presidente de la República, y aunque no necesariamente es falso, lo verdaderamente trascendente es que a partir de dichos nombramientos debe establecerse una coordinación efectiva entre el gobierno federal y los estados, de ahí que la renovación en por lo menos las doce entidades en las que hubo elecciones en junio pasado sea obligada.

Si las delegaciones se miden como triunfos políticos, como espacios para operación electoral, como cotos de poder para grupúsculos selectos e incluso como palestras para escalar a cargos superiores, entonces no hemos cambiado como sociedad, y mucho menos hemos sido capaces de exigir un cambio en quienes gobiernan, sea a nivel municipal, estatal o federal; y eso incluye por supuesto a los medios de comunicación, por ello habrá que esperar lo que ocurra una vez que Carlos Joaquín González asuma el poder en Quintana Roo, y lo mismo pase en el resto de las entidades.

COLOFÓN

Lo que es innegable es que, a partir de la queja de los diputados las delegaciones del país serán “limpiadas” y las designaciones tendrán que ser mucho más profesionales, pero de ninguna manera menos políticas, pues aunque la coordinación deberá establecerse con los nuevos gobernadores, los nuevos funcionarios tendrán como premisa fundamental contribuir a mejorar la derrumbada imagen presidencial, pero también preparar el entorno político para que en 2018 no continúe el desplome electoral del PRI.

Cuatro años de malas decisiones en las delegaciones federales no se recompondrán en los dos restantes, pero sin duda mejorará; porque pareciera que la intención tricolor no es ya lograr el triunfo de la presidencia, sino no seguir perdieron elecciones en los Estados, y aunque el próximo año estarán en juego sólo tres gubernaturas, entre ellas se cuenta  la más importante del país: la del Estado de México, tanto por la cantidad de electores como por ser la de origen del presidente, además de Puebla y Nayarit.

Para el caso quintanarroense, los 65 espacios a ocuparse mostrarán también si, además de la coordinación anunciada, el gobernador Carlos Joaquín González sigue siendo parte del equipo político federal, a partir de los espacios que se le entreguen, pero sobre todo si se aprovechan debidamente; así se observa desde aquí, A Tiro de Piedra. Nos leemos en la próxima.

 

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