Desafío: Reino de Impunidad

Por Rafael Loret de Mola
Por Rafael Loret de Mola

• Las Humillaciones
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Cuesta trabajo entender que una presidenta demócrata, Dilma Russeff, de Brasil, sea imputada y destituida por agravios nunca comprobados y supuestas desviaciones jamás probadas salvo por la ligera oratoria de quienes dieron un golpe de estado parlamentario para destruir a un gobierno de izquierda siguiendo, lacayunamente, las tendencias de la Casa Blanca. Este aviso no es una advertencia ni la llamada final; simplemente debe ser analizado a profundidad sobre todo por quienes creen en una opción semejante para México.

Por supuesto, después de la ignominiosa visita del perro rabioso Trump –es dos veces animal porque también es “el pato” Donald-, a nuestro país, queda claro no sólo el grado de injerencia de los vecinos del norte en nuestros asuntos sino, peor todavía, la vergonzosa vulnerabilidad y debilidad ideológica e institucional de un pobre mandatario, peña nieto, desconocedor de la historia, inculto, quien ni siquiera debiera insistir en un título profesional que robó, y capaz de doblar las rodillas ante un infame payaso –no me refiero al de la televisión-, mostrando su cobardía. De seguir en esta línea, digámoslo con claridad, cuál puede ser el destino de nuestro país: la sumisión absoluta o la depauperación de nuestra economía por medidas tomadas desde Wall Street.

Pero no es solamente eso. Por desgracia las afrentas contra México, que continuaron en Phoenix, Arizona, precisamente el estado norteamericano en el cual se autorizó a los granjeros con propiedades limítrofes a matar, es decir a “cazar”, como bestias, a los “indocumentados” por el solo hecho de que podrían pasar por sus patios. Son los minuteman, una figura atroz que no puede entenderse en un mundo medianamente civilizado, armados hasta los dientes porque pueden encontrar fusiles de asalto, pistolas y todo tipo de enseres bélicos en un promedio de una armería por cada kilómetro y medio de la frontera entre México y su vecino geográfico –jamás ha actuado como amigo; jamás-, la más transitada en el mundo y la de mayores desigualdades en cuanto a la ausencia absoluta de reciprocidad respecto a cómo se trata a nuestros connacionales, casi como si fueran criminales, y las facilidades para entrar a México brindadas a los estadounidenses. Sencillamente vergonzoso.

Desde 2009, en el mismo sentido, protestamos por la indignante decisión unilateral impuesta por Canadá para obligar a que los mexicanos obtuviéramos visas para entrar en el protectorado de Isabel II. Fue vergonzoso y un presagio de cuánto podría suceder en el futuro si seguía avanzando el desprestigio diplomático y la infamante imagen de nuestro país dentro de las naciones más violentas de la tierra en manos, además, de los más despiadados criminales –fuera y dentro de la política-.

Sí, por desgracia, no salimos del “bloque” informativo sobre las regiones con mayor violencia; y, sin embargo –no es curiosidad sino estrategia-, las ventas de viajes hacia los paraísos mexicanos no han disminuido en la misma proporción que la crecida de los grupos delincuenciales si bien se cuidan los viajeros de transitar por carreteras, es decir sólo se mueven por avión pese a los altos costos de nuestras tarifas, injustificados, y tratando de ir en grupos; vaya, ni siquiera salen de los hoteles “todo incluidos” bajo la burda recomendación de que si lo hacen “es por su propio riesgo”.

Ni un eslabón ha bajado la violencia; al contrario, si llamamos al de calderón el sexenio de la violencia, al actual lo situamos como el de la barbarie; y las cifras de alta mortandad criminal aumentan, todos los días, con matanzas imparables en esos “cincuenta municipios” –son muchos más- que el torpe mandatario federal señaló como los de más alto riesgo en el país a sabiendas de que entidades enteras, como Sinaloa, Tamaulipas, Guerrero, Michoacán, Coahuila, entre otras, están dentro de la clasificación de “narco-estados”. ¿Qué va a hacer el señor peña? Pues, claro, ya tiene un plan.

La fórmula encontrada para intentar asegurar a los cincuenta municipios –no incluye a las carreteras abandonadas a la mano de Dios-, va paralela a la advertencia de que las “fuerzas” estatales y municipales se encarguen de asegurar a sus pobladores porque la ayuda federal no puede ser permanente. Ya nos imaginamos a los alcaldes de las entidades mencionadas haciendo frente a los sicarios pertrechados hasta los dientes, con mejores armamentos que los infelices policías a quienes reducen a la ignominia de la humillación en segundos.

Por ello, claro, los presidentes municipales que cuentan con unos poquitos gendarmes, quienes encontraron como último recurso una placa, prefieren, y lo hacen, transar con los delincuentes y callarse las bocas cada que entran por botines “de guerra” a sus poblaciones. La vida, primero; y mucho después, el deber. Optan, claro, por ganarse millones por su silencio y dejar algunas obras como panaceas de gestiones infectadas antes de suicidarse ante los ejecutores delincuentes dispuestos a todo. Vivir así, bajo el flagelo criminal, es una existencia sin futuro ni causa, inútil, tristemente perdida. ¿No lo sabe el señor peña?¿No hay quiénes se lo informen?

Tremenda es también la humillación causada por el deterioro de la economía y los cortes presupuestales ya anunciados por el “presidenciable” –camino de su propia perdición-, Luis Videgaray Caso, secretario de una Hacienda saqueada que, sin embargo, proporciona millones de dólares para la especulación, con la complicidad del Banco de México y su gobernador, el robusto comelón Agustín Carstens Carstens, tan anglosajón por formación que ha optado por parecerse a millones de estadounidenses grotescamente obsesos; pese a ello, se dice que en México es dónde hay más “gordos” en el mundo.

El peso se desploma a cada rato, en un vaivén incesante muy parecido a la “flotación” de los tiempos del irresponsable josé lópez portillo y del mercenario miguel de la madrid, el segundo cooptado por el Fondo Monetario Internacional como su empleado estelar en América Latina, como clara evidencia de la ausencia de previsiones y de la manera cómo se obliga a poner en el mercado buena parte de sus reservas internacionales –más de veinte mil millones de dólares en los meses precedentes-, para felicidad de los saqueadores españoles, en primer lugar, y estadounidenses. A lo mejor el setentón Trump quiere igualmente cambiar de sitio y devorarse a nuestras finanzas de un solo bocado, con todo y el muro de la ignominia que, me parece, será derribado una y otra vez por los mexicanos con las consecuencias previsibles entre dos naciones cercanas geográficamente pero muy distantes en cuanto a sus historias, formación e incluso cultura –salvo la pobreza intelectual del señor de Los Pinos, atormentado por su ignorancia y su falta de previsión-.

Las humillaciones no cesan. Ni un gramo de drogas de “exportación” se ha reducido a través de los tráileres que se introducen más allá de la frontera norte con la bandera verde de la CIA, la NSA, la DEA y el FBI, además de los mandos del Petágono. Por esta razón no se dan decomisos más allá de las líneas divisorias ni se traba la distribución en grande de los estupefacientes en las doscientas ciudades de mayor importancia económica de los Estados Unidos desde donde se distribuyen las drogas al mercado de consumo mayor del mundo. Lo saben hasta las piedras.

¿Por qué debemos seguir pagando con sangre –cerca de doscientos mil cadáveres apilados desde el régimen del farsante calderón quien ahora quiere convertirse en un perrito faldero llamado “jelipe”-, el odioso control de cocaína, opio, metanfetaminas, marihuana, amapola, bajo el control de las agencias estadounidenses intocables? No se trata de exterminar las adicciones sino de regular el mercado y, por esta causa, los mexicanos se matan entre sí, incluyendo miles de inocentes o ingenuos tratando de sobrevivir.

A este México, tan dolido y saqueado, se le afrenta cada vez que peña nieto sale a relucir su presidencia ante incondicionales o invitados cortesanos. ¡Qué vergüenza!

Debate

A todas éstas, ¿cuándo se procede contra Virgilio Andrade Martínez, ex secretario cómplice de la Función Pública, quien pretendió abandonar el barco hundido del peñismo insostenible? Siquiera eso, por cobarde y tibio.

El 13 de febrero pasado, en la Basílica de Guadalupe, observé venir, orondo y sinuoso –como la mala mujer que “te mira y se va de lado” de Pedro Infante en “A Toda Maquina”-, al tipejo Andrade. Y aunque el sagrado recinto me obligaba a permanecer callado y quietecito, no pude contenerme:

-Oiga… ¿hasta cuándo, señor Andrade?¿Hasta cuándo va a cumplir con su deber?

El sujeto se acercó, pretendiendo tranquilizarme y qué bueno que lo hizo porque así pude espetarle al rostro:

-¡Es usted un corrupto! ¡Corrupto, por decir lo menos!

Y respondió:

-Gracias por permitirme saludarlo –en franca huida-.

Creí que iría en busca de un confesionario pero me equivoqué. Salió a tomar aire fresco mientras esperaba, no al Papa, sino a su jefe peña. Tal es uno de los casos que explica la indignación de los mexicanos. Lo mismo con la permanencia de sujetos como Alfredo Castillo Cervantes, que de deportista sólo tiene su afán por otros juegos… de alcoba.

La Anécdota

Ya holló el suelo mexicano el miserable perro rabioso de Nueva York. Y la señora Hillary Clinton, acaso ofendida, y senadora por Boston, ha preferido abstenerse de hacer el viaje. Una ruleta en la que peña lo perdió todo, incluyendo la última gota de vergüenza que podría quedarle.

Me pregunto si ahora, en reciprocidad, van a desfilar hacia la Casa Blanca los aspirantes mexicanos a la Primera Magistratura: el “chino” Osorio Chong; la protagonista de la versión mexicana de la serie “esposas desesperadas”, Margarita; y el incansable e infartado Andrés Manuel. Sería muy divertido, la verdad, oírlos hablar en inglés.

¡Ay, México! En tu nombre y con la banda tricolor sobre el pecho, nos someten y humillan.
La hora del despertar, porque así lo quieren los necios que gobiernan sin visión de Estado, está más cerca.
Sólo nos falta –y no es poco- #CeroCobardía.

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