Animales políticos

López Obrador, es el mejor espécimen de impunidad que arrastra México.

Futuros escenarios de sangre…

Por Blas A. Buendía
Si hablamos de animales políticos, el Park Jurassic de la política mexicana, pues no vamos a seleccionar ni al más animal de todos ellos.
Es imposible que la sociedad siga viendo con ojos ciegos que Andrés Manuel López Obrador podría ser el salvador del país, más sin embargo, sus antecedentes advierten que nunca ha dejado de ser “un peligro para México”; la sociedad no entienden que con Margarita Zavala al lado el borracho de su marido, Felipe Calderón Hinojosa, a quien le pasó de noche la Presidencia de México, la derecha volvería a la senda del desprecio de las clases populares.
Dicen que el sarcasmo es cultura. Cuando menos el ChinoChong tenga ojos de rendija, pero no es tanto que lo critiquen de cómo dejó su tierra natal cuando fue gobernador (el estado de Hidalgo), sino hay que ser sensatos en el sentido que no hay presupuesto que pudiera alcanzar para sacar del atolladero de la pobreza extrema a este país.
Con Miguel Ángel Osorio Chong, con Andrés Manuel López Obrador, con Margarita Zavala, o con quién sea, México seguirá por la misma senda de pobreza que nadie podrá rescatar, ni por muchos otros programas neoliberales pudieran existir y ponerlos en marcha en México como si fuera un laboratorio social.
Es bien conocido que cada pueblo merece el gobierno que debe tener, y si el analfabetismo es gigantesco, la pasión de los políticos quedará en el intento de utilizar ese tipo de coyunturas para desprestigiar cuan fuego amigo a sus adversarios políticos.
Ahora bien, cuando López Obrador “gobernó” al entonces Distrito Federal, a la capital del país la dejó de forma terrorífica. Desempleo y más pobreza. Solo hay que pisar la superficie del Sistema de Transporte colectivo-Metro, donde cientos de paisanos se vienen de sus tierras para causar mayores vergüenzas en la Ciudad de México.
Armándose de reboso, huaraches y sobrero –la vestimenta es sin igual- para comenzar a botear y clasificarse como auténticos pordioseros y limosneros.
Ese fue el capital social que heredó y dejó palarrastre López Obrador y que ni siquiera sus sucesores han podido superar.
La escenografía sigue siendo la misma, y hasta peor, porque ya el Metro no está invadido de vagoneros ofreciendo sus vendimias de dudosa calidad, sino hasta al paso de cada 20 y 50 metros, los usuarios se topan con un paisano pidiendo la caridad “por su santa madre…”
Y si hablamos de reptiles, como despectivamente califican a Miguel Ángel Osorio Chong, él no tiene la culpa. El político no puede ofrecer “las perlas de la virgen”, de que el electorado se decida por sufragar a favor de equis candidato, ya es responsabilidad de cada quien.
Empero, hay que reconocer que lanzar a la sociedad la supuesta alerta que si se quedara nuevamente el PRI con la Presidencia de la República, podría regresar el “peor PRI a gobernar, con un sentido de represión hitleriano”, según se lee en los ventanales de las redes sociales.
Lo cierto es también que a nadie se le da el gusto de ofrecer soluciones. Critican por criticar. No construyen y no sirven para eso.
Sus alternativas –por no decir pesadillas- solo divagan en los cerebros oscuros y tenebrosos, de ahí solo salen las amenazas amarillistas. En fin… celebran en las redes sociales que si la sociedad no deberá quedarse sorprendida si llegara El Chino Chong a Palacio Nacional, “que no te sorprenda que este arrastrado (…) se siente en la silla; ahí tenemos al otro animal que está sentado en ella”, haciendo referencia a Enrique Peña Nieto, quien lamentablemente sus estrategas políticos no han podido remontar la pésima campaña política que él mismo se fincó; por más que le quieran hacer, Peña Nieto terminará su sexenio en medio del escándalo político que será aprovechado por el Mesías de Macuspana, el hitlerito mexicano.
Por cierto, de forma reciente, desarrollé este ejercicio político. ¿Qué ocurriría si López Obrador llegara a la Presidencia de la República?
El dueño de la frase “La Mafia del Poder”, pareciera que la familia feliz le tiene un extraordinario miedo al que dijo llamarse para la historia del México moderno, Presidente Legítimo, o de plano lo ven con “colmillos de monstruo”.
Pero hay mucho de cierto. Se ha alertado a través de las Redes Sociales la mala suerte que podría representar si López Obrador llegara a ser huésped de Palacio Nacional, lo que reflejaría un entreguismo total hacia un socialismo ajeno a cualquier pleno desarrollo, toda vez que el líder nacional del Partido Acción nacional, Ricardo Anaya afirmó: “López Obrador, tan autoritario como el PRI”. Existe mucha razón. Veamos los riesgos…
 
Renace la meditabunda alerta
 
Por lo tanto, desde este preciso momento renace la meditabunda alerta. La impunidad del Peje se viene dando en todos sus niveles sin respetar el Estado de Derecho que gobierna a los mexicanos; la táctica dilatoria de las huestes lopezobradoristas que gobiernan algún sitio, es la de confundir al electorado, crispar a la sociedad hasta sus últimas consecuencias para utilizarla como “carne de cañón”, para controlar sus actos masivos de protesta en contra de su configurada obsesión de atacar sistemáticamente a la Mafia del Poder.
Desde que López Obrador era, y sigue siendo un salteador de caminos y ahora saqueador de erarios federales, se ha caracterizado de ser un arruinador del propio sistema y desarrollo de los mexicanos, por concordar como un activo pernicioso y terrorista  en la toma de pozos petroleros de su natal Tabasco; no ha habido autoridad ni gobierno federal alguno que lo ponga en su lugar. Es el mejor espécimen de impunidad que arrastra México.
Esto viene a la reflexión porque este reportero, halló en los anales criminales de la Procuraduría General de la República (PGR) -bajo la solicitud de información conforme a la Política de la Ley de Transparencia-, cuántas averiguaciones previas obran en contra de Andrés Manuel López Obrador, y la respuesta ilustrativa: existen más de 90 acusaciones empolvadas que no han sido ejecutoriadas.
Si bien el Estado mexicano considera que López “es un mal necesario para la democracia del país”, su acervo intelectual de ser uno de los principales y  abominables infractores del Estado del Derecho en México, le ha permitido al político tabasqueño montarse en un caballo de hacienda para seguir actuando con la más amplia arbitrariedad, bajo el cobijo del paraguas de la impunidad y de su partido, MORENA, que es igualmente el remedo o basurero político del perredismo-priismo nacionales.
Intelectuales y abogados en derecho advierten, coincidentemente, que el Estado mexicano le ha dado manga ancha a López Obrador para hacer de sus berrinches, su juego favorito, atractivo y muy redituable económicamente.
No atajarlo constitucionalmente, México entraría a una peligrosísima espiral de zozobra, en caso que Andrés Manuel López Obrador llegara a ser Presidente del país, a partir del 2018, que en lo personal, para él vendría siendo la última campanada en su rebelde y larga carrera política-delictiva.
 
Escenarios de sangre
 
Pero no hay que dejar de contemplar cómo serían los escenarios en caso que Andrés Manuel llegara a la Primera Magistratura de la Nación.
Con una faceta marcada por la senectud, el tabasqueño vería en las masas de jóvenes sus esperanzas para eternizarse en el poder.
Sumariamente, su primera venganza revanchista sería la de crear una revuelta para criminalizar y desaparecer los Poderes del Congreso de la Unión, por “obsoleto”.
El Constituyente Permanente estaría en sacrificio por la dictadura de un temible antidemocrático.
Conduciría a todo el país a una explosividad social donde habría lastimosamente asesinatos entre mexicanos.
La crispación social sería peor que las registradas en Venezuela, es decir, que los empresarios e industriales que no estuvieran de acuerdo “para pagar una cuota de derecho de piso”, serían detenidos arbitrariamente y conducidos al paredón, satanizándolos como saqueadores de la riqueza de los mexicanos.
La fuga de capitales dejaría en bancarrota a México, por la despreciable creación de una nueva dictadura integrada en una mafia de jueces y magistrados de consigna.
Las calles y avenidas de los 31 estados de la República, lucirían como campos de batalla, atrincheradas y reforzadas con poderosos fusiles para matar, bajo un permanente Estado de Sitio.
El sonar de metralletas y armas de fuego –recordando los fatídicos encuentros de la Segunda Guerra Mundial-, sería un incesante momento de peligrosidad.
Bajo un régimen de Estado de Sitio y, una vez que el tabasqueño llegara a ganarse “la simpatía” de las fuerzas armadas a su favor -bajo sus artimañosos engaños-, se transformarían como auténticos buitres para exterminar a miles de mexicanos en desgracia, quienes mostraran resistencia al peje-fascismo.
Los derechos humanos, momentáneamente desaparecerían, y los preceptos históricamente conceptuales del artículo 136 constitucional, entrarían en una contienda de espera. A la letra señala:
 
Artículo 136. Esta Constitución no perderá su fuerza y vigor, aun cuando por alguna rebelión se interrumpa su observancia. En caso de que por cualquier trastorno público, se establezca un gobierno contrario a los principios que ella sanciona, tan luego como el pueblo recobre su libertad, se restablecerá su observancia, y con arreglo a ella y a las leyes que en su virtud se hubieren expedido, serán juzgados, así los que hubieren figurado en el gobierno emanado de la rebelión, como los que hubieren cooperado a ésta.
 
Los núcleos sociales han advertido hasta la saciedad: “López Obrador sigue siendo un extraordinario peligro para México”.
Los pensadores ortodoxos y periodistas críticos, serían llamados a cuentas y se les haría asesinar en las plazas públicas por no coincidir con el “talentoso” desorden psicosocial degenerado por un loco y dogmático gobernante.
El legado de Francisco Zarco quedaría como un emblema fallido:
 
“Nos llamarán locos y bandidos, insensatos y socialistas, se mofarán de la soberanía del pueblo, dispararán diatribas contra la libertad y nos hablarán del orden público”. Francisco Zarco, julio 25 de 1856.
 
A esas alturas del “México en desgracia”, las fuerzas armadas de los Estados Unidos de Norteamérica invadirían territorio para “salvar” a la sociedad mexicana de la potencial crueldad de un funesto gobernante “socialista” que en aras de su psicopatía -se debe recordar- desde el momento en que mató por “accidente” a su hermano cuando eran pequeños, se le quedó una fijación embrutecida y enfermiza, es decir, ve a todo mundo como su “peor enemigo”, tratando de sojuzgarlo y tiranizarlo en el mejor momento del descuido. Un sátrapa. Un tirano sin escrúpulos. Un cobarde. ¿Cómo amanecería México si López Obrador fuera el próximo Presidente, a partir del 2018?
Habría que desarrollar otro ejercicio de análisis para marcar una conclusión de advertimientos. ¿Qué haría el mosaico intelectual y los inversionistas mexicanos? ¿Se iría de México? ¿Se auto-exiliaría en otro país?
¡Es de preocuparse lo que le ocurriría a esta nación!
Es necesario evitar un “México en desgracia”.

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