«Las penas saben nadar» en el remanso del dolor

“Lo empecé a leer, me reía y lloraba al mismo tiempo, de verdad, me impactó profundamente, le dije: no, no quiero acabar así, tú bien sabes que dicen en el medio, ‘que los personajes te buscan y yo creo que este personaje me buscó como un espejo’”.

Por Salvador Perches
Ciudad de México, 29 Sep, (N22).- Interpretado por Milleth Gómez, Las penas saben nadar, es un monólogo que, a través de la ironía toca temas universales y funciona como una gran metáfora de lo que sucede en nuestro país, es una agridulce comedia que retrata crisis permanentes, obstáculos a los que se tiene que enfrentar todo individuo para concretar sus metas.
“Yo estaba en un momento profesional y artístico muy oscuro de mi vida, tengo que ser muy sincera, porque sentía que no estaba logrando lo que yo quería, y bueno uno le cuenta sus penas a sus amigos, entonces ya habiéndole contado repetidas ocasiones a un amigo mis penas laborales y artísticas, mis cuestionamientos sobre mi profesión, sobre mi quehacer, me dijo: te voy a dar un texto para que lo leas, y léelo, a ver si quieres acabar como el personaje”, explicó Milleth Gómez, productora y actriz y agregó.
“Lo empecé a leer, me reía y lloraba al mismo tiempo, de verdad, me impactó profundamente, le dije: no, no quiero acabar así, tú bien sabes que dicen en el medio, ‘que los personajes te buscan y yo creo que este personaje me buscó como un espejo’”.
El texto, escrito por el cubano Abelardo Estorino hace más de dos décadas, está poblado de seres reconocibles, transitan Adela, Bernarda, Martirio y las 100 mujeres que acompañan su duelo; Romeo y Julieta, Ofelia, la mujer de la que surge la voz humana, así como Nora y su Casa de muñecas.
“Este texto revisita muchos lugares del imaginario, no sólo de los actores sino también de la gente que gusta del teatro. Invité a Óscar Rojas a que leyera el texto porque ya queremos trabajar juntos, dije: mira, me llegó este texto, léelo y si te gusta trabajemos, lo producimos entre los dos y así empezó este sueño que se llama Las penas saben nadar con el cual estoy profundamente agradecida porque ha sido también un ejercicio de sanación espiritual y artística”.
La puesta en escena se presenta en La Teatrería hasta el 9 de octubre.

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