Rusia-Estados Unidos: cae el telón….

Por Antonio Rondón García

Moscú, 20 ene (PL) Con la toma de posesión hoy del multimillonario Donald Trump como presidente de Estados Unidos, se cierra el telón de los difíciles nexos de la administración de Barack Obama con Rusia, pero quedan muchísimas dudas.
Ni Trump desde Washington, ni el mandatario ruso, Vladimir Putin, desde esta capital, mostraron exceso o ciego optimismo en el futuro de las relaciones entre ambos países, pero al menos se pronunciaron por evitar que sean aún peores.
Como afirmó en su momento el vocero del Kremlin, Dmitri Peskov, los vínculos entre ambas naciones no podrían empeorar más.
La vocera de la Cancillería rusa, Maria Zajarova, afirmó que el equipo de Obama, en especial, en su segundo mandato, provocó una crisis total entre Moscú y Washington, como en los peores momentos de la Guerra Fría.
Sin embargo, quienes buscan culpables de ese negativo proceso tratan de remitirse a los pasos dados por Moscú después del golpe de Estado en Kiev, el regreso de Crimea a Rusia y el apoyo de Moscú a la población sublevada en Donbass.
Como recuerda Zajarova, todo empezó mucho antes de los sucesos de febrero de 2014 en Kiev.
Poco después de anunciar un «reseteo» de los nexos con Moscú, a diferencia de su tendencia negativa con George W. Bush, Obama solo amagó con suspender el despliegue del escudo antimisil en Europa, pues apenas cambió de país para hacer lo mismo en otros.
Además de continuar con la sombrilla antimisiles, desde 2010 Estados Unidos pactó con varias naciones de Europa del este, en especial Polonia y las repúblicas exsoviéticas del Báltico, un programa de contención militar contra Rusia.
Mucho antes de la agresión en Libia o el conflicto sirio, los referidos planes incluían el despliegue de militares y aviones de guerra norteamericanos en esos países.
También, mucho antes de los hechos en Ucrania, el Congreso norteamericano aprobó en diciembre de 2010 la Ley Magnitski, sobre restricciones para un listado de rusos que supuestamente influyeron en la muerte de un fiscal anticorrupción de este país.
Además, en 2013, se desató una cacería en terceros países de ciudadanos rusos, arrestados o secuestrados por Estados Unidos, para un total de 27, incluido el empresario Viktor Buta, llevado a Estados Unidos, tras ser apresado en 2008 en Tailandia.
En ese mismo año, se lanzó una fuerte campaña mediática para desacreditar la realización de los Juegos Olímpicos de Invierno en Sochi, en 2014, que fue el inicio de una cacería sobre supuestos casos de deportistas rusos dopados.
Tras el golpe de Estado en Kiev, en febrero de 2014, financiado por Estados Unidos, como denunció Zajarova, se produjo un nuevo escalón de empeoramiento de los vínculos.
La crisis llevó al completo congelamiento del comité de trabajo de la Casa Blanca y el Kremlin que operaba en 21 esferas de cooperación.
Desde el 2014, bajo los más disímiles pretextos, Estados Unidos impuso medidas restrictivas contra Rusia en 35 ocasiones.
Ello situó en listas negras norteamericanas a 172 personalidades y a 350 personas jurídicas (entidades), incluidas la del sector energético, el complejo militar-industrial y el financiero, recordó la vocera de la Cancillería.
Bajo el argumento de un supuesto «comportamiento agresivo» de Rusia, que respondió al despliegue de militares cerca de sus fronteras y a amenazas de agresión, se hicieron realidad los planes fraguados en 2010 para desplegar tropas cerca de Rusia.
Estados Unidos tampoco tuvo éxito en su política de aislamiento a Rusia, tanto desde el plano económico, con fuertes planes de cooperación con China, la India y Latinoamérica, como el político, incluido en el caso de los propios norteamericanos.
Como afirma Zajarova, solo de mayo de 2015 a julio de 2016, el secretario norteamericano de Estado, John Kerry, visitó en cuatro ocasiones a este país e inició 66 de las 70 conversaciones telefónicas con su similar ruso, Serguei Lavrov.
El diferendo incluyó, además, restricciones para movimiento en un perímetro de 41 kilómetros y uso de grandes ómnibus para diplomáticos rusos en Estados Unidos, la expulsión de 35 de ellos casi al finalizar 2016 y los intentos de reclutamiento.
Pero desde la derrota de la candidata demócrata Hillary Clinton frente a Trump, el pasado 8 de noviembre, la curva de deterioro de los nexos alcanzó niveles catastróficos, cercano todo más a una acto de venganza que a pasos de política exterior coherentes, comentó la portavoz de la Cancillería rusa.
De ahí que se considere exista una esperanza en frenar realmente el deterioro de los vínculos entre ambos países, de cuyo estado depende en gran medida la estabilidad estratégica mundial.
Esta jornada se cierra el telón de los nexos del equipo de Obama con Rusia y se inicia el primer capítulo de la administración de Trump, en una obra donde el suspenso continúa.

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