Los retos de la izquierda en América Latina

Por Orlando Oramas León

México (PL) Un presidente de izquierda en México no sería bueno para Estados Unidos o para el propio México, afirmó recientemente en Washington el secretario de Seguridad Interna, John Kelly.
Fue durante una audiencia en el Capitolio, donde el senador republicano John McCain, sin nombrarlo directamente, reconoció que «si la elección fuera mañana en México» probablemente gane Andrés Manuel López Obrador (AMLO).
Sería la tercera vez que López Obrador se presente a la contienda presidencial, ahora al frente del Movimiento de Regeneración Nacional, el más joven de los partidos que participarán en los comicios pactados para el 2018.
AMLO encabeza las encuestas, aunque faltan por definir los candidatos de los partidos tradicionales que históricamente se han venido disputando el control político del país.
Aun así, su fuerza es referente de las potencialidades de la izquierda en México, a despecho de las divisiones sempiternas por las cuales aquí se habla de las izquierdas, algunas de ellas bastante desdibujadas.
Lo cierto es que la situación preelectoral mexicana consigna que pese a los retrocesos en países como Brasil y Argentina, la izquierda latinoamericana y las fuerzas progresistas en el continente están llamadas a retomar impulso con el aliento que significó la victoria de Lenín Moreno y Alianza País en Ecuador.
También para recuperar terreno en Brasil y Argentina, donde lo ocurrido no representa procesos consolidados hacia la derecha, según dijo en entrevista con Prensa Latina el politólogo argentino Atilio Borón.
Está lejos de terminar el ciclo iniciado por el triunfo de Hugo Chávez en 1998 en Venezuela, que antecedió a lo que el presidente ecuatoriano, Rafael Correa, definió como «cambio de época» en Latinoamérica, aseveró Borón.
Recordó que en Brasil el orden constitucional y la legalidad del sistema político fueron atropellados por un golpe de Estado, «por más que le apelliden institucional».
Apuntó que la corrupción que rodea a Michel Temer y a otras figuras claves en el golpe de Estado contra Dilma Rousseff pudieran decidir elecciones anticipadas, con el expresidente Lula da Silva como el candidato mejor posicionado.
La administración de Mauricio Macri enfrenta enormes dificultades económicas y ha precipitado un nuevo auge de las luchas y manifestaciones populares que ponen en serio cuestionamiento su estabilidad a futuro, aseveró el entrevistado en vísperas de la huelga general que paralizó a Argentina el 5 de abril.
Por su parte, a Lenín Moreno le tocará ahora reimpulsar el proceso de cambios, fomentar la unidad y enfrentar a una derecha acérrima en Ecuador, acotó.
No hay que olvidar que antes fue reelecto el presidente Daniel Ortega en Nicaragua, donde el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) ha consolidado el poder político y avanzado en programas sociales para beneficio popular.
Otro país con perspectivas para los sectores progresistas es Paraguay, que recién vivió momentos de violencia política y donde el expresidente Fernando Lugo aventaja a sus rivales de cara a los comicios de 2018.
Para Medardo González, secretario general del FMLN, el partido de la exguerrilla gobierna en El Salvador en medio de una correlación de fuerzas difícil frente a los representantes de la oligarquía.
Estamos avanzando en políticas sociales, en el enfrentamiento a la inseguridad, con la estrategia y el empeño de continuar acumulando caudal político, dijo recientemente en un seminario de agrupaciones políticas organizado por el Partido del Trabajo de México.
También en México estuvo Adán Chávez, vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y ministro de Cultura en el gabinete del presidente Nicolás Maduro.
En conversación con Prensa Latina expresó que el gobierno bolivariano superó la prueba más difícil del golpismo durante el 2016, y ahora está en el camino de la recuperación.
Pasamos el vendaval, lo reconocemos, y el panorama hoy día es de avance, sobre todo gracias al legado de Hugo Chávez, incrustado en el alma y la mente de la mayoría de nuestro pueblo, dijo.
Mencionó medidas gubernamentales en unión con sectores populares como la implementación de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP) para superar el desabastecimiento de alimentos básicos y medicamentos, como  consecuencia de la guerra económica.
Hoy llegamos a seis millones de familias en todo el país, lo cual multiplica el número de venezolanos beneficiados con el acceso a los alimentos y medicinas, fundamentó.
Pese a la difícil situación económica, incluidos los bajos precios del petróleo, el gobierno venezolano mantiene la inversión social en educación, salud, vivienda y en otros sectores donde la tarea es ser más eficientes, añadió.
Añadió que no es casual la arremetida contra su país en el seno de la Organización de Estados Americanos. Quieren con la intervención extranjera conseguir lo que la oposición entreguista no consiguió pese al golpe parlamentario y a la desestabilización económica, apuntó.
En  Bolivia, entre tanto, el gobierno del presidente Evo Morales exhibe logros sociales y económicos en una batalla perenne con la oligarquía, que apuesta a retomar el poder ante la imposibilidad del mandatario indígena de volver a postularse para el cargo.
Cuba, aún con la espada permanente del bloqueo de Estados Unidos sobre sí, continúa avanzando en la actualización de su modelo económico hacia la construcción de un socialismo próspero y sostenible.
El caso cubano, entre otras fortalezas y peculiaridades, es referente en el tema de la unidad.
Se trata de experiencias distintas, en medio de una lucha de clases que presenta auges, retrocesos, incluso errores, y un contexto difícil, pero en el que las fuerzas progresistas y de izquierda están llamadas a dar la batalla por sus pueblos.

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