Se nos olvida la madre

Guillermo Robles Ramírez
Por Guillermo Robles Ramírez

En días pasados me llamó la atención una nota informativa en donde el Papa Francisco hiso un llamado al mundo para preservar el medioambiente. Algo que no me había tocado observar como una de las misiones de la Santa Cede que era la protección del mundo en contra de la contaminación y la destrucción de la naturaleza.

Y no es de extrañar su preocupación ya que el pontífice publicó en mayo de 2015 su primera encíclica en solitario, sobre la protección de la Creación, ya que la primera fue iniciada por Benedito XVI pero ahora su llamado fue al resto del mundo.

Su motivo de hacer este llamado fue porque el pasado 22 de abril se celebró el Día Internacional de la Madre Tierra, con la finalidad de crear conciencia sobre la importancia de los millones de especies que habitan en nuestro planeta, bosques, océanos, ríos, montañas, todo aquel ser vivo encontrado en el planeta azul y su hábitat.

Se han hecho múltiples campañas para la concientización de este propósito en los últimos años, en donde se han involucrado artistas para lograr un mejor mundo, pero los que más sobresalen son aquellos participantes como los cantantes internacionales con sus famosos videos agarrados todos de las manos con imágenes donde se les ven hasta lágrimas.

Los principales en llevar las campañas para vender más productos sin encontrarle un verdadero significado, son irónicamente aquellos países que más contaminan el medio ambiente, es decir, los más desarrollados o calificados como primeras potencias mundiales cuyos títulos se los han ganado por el simple hecho de tener más industrialización como lo es Estados Unidos.

Su necesidad de conservar la subsistencia ante la imagen de la sociedad, utiliza la mercadotecnia como método para someter a la gente en un trance de subconsciencia para que la comunidad diga que dicha empresa está ahí para el beneficio de la gente por la generación de empleos y además venden de manera barata el compromiso que se tiene con la ecología.

En los últimos años nos hemos encontrado anuncios en diferentes medios electrónicos e impresos lanzando lo que se le conoce como “productos verdes” o “productos azules”, es decir, todos aquellos que son a favor del medio ambiente como el aire acondicionado de bajo consumo, computadoras, unidades móviles todos ellos respetuosos del medio ambiente; los celulares con fabricación reciclable.

¿Hemos hecho algo para cuidar nuestro medio ambiente? o ¿son simples campañas? Lamentablemente se nos olvida que somos parte integral de un ecosistema llamado Tierra; un sistema donde el aire, el agua, la tierra, los animales y las actividades de los seres humanos están contribuyendo a un tremendo estrés en el sistema de la Tierra por seguir desarrollando nuevas maneras de vivir mejor con una tecnología de punta.

Pero en el ser humano se comporta como una plaga de langostas egipcias acabándonos los recursos naturales para poder alimentarnos; viéndonos a la necesidad de someter a los alimentos a la ingeniería genética, al igual que el animal comestible inyectándoles esteroides, además de más químicos, porque la cantidad de gente en el mundo sobrepasa la productividad del sustento comestible.

Cada día somos más y por ende se requiere más espacio para vivir restándole extensión a la naturaleza. No hay necesidad de ser un científico para saberlo si con el simple hecho de observar el mundo que nos rodea, está cambiando.

El calentamiento global, la fusión de los icebergs, los mares y el aumento de inundaciones repentinas en ciudades donde nunca caía una gota de agua, huracanes, sequías, maremotos, olas de calor y otros desastres naturales son cada vez más comunes. La madre naturaleza nos está reclamando con cada uno de los impactos climatológicos.

Aunque algunos religiosos lo quieran ver como una advertencia apocalíptica para otros no es así por la sencilla razón de que en estos momentos está sucediendo en muchas partes del mundo.

Nosotros estamos acabando con el planeta azul ya sea por accidentes nucleares o derrames de petróleo sobre el océano, y aquellas empresas o países responsables piensan que con una disculpa basta. Sin embargo, el medio ambiente nos pasará la factura de alguna manera y no ahorita sino a nuestras futuras generaciones.

En cada país existen eventualidades que lamentar, en cada localidad pasa lo mismo, pero no se hace nada al respecto sino hasta que no sucedan las cosas sin saber cómo actuar. Simplemente se nos ha olvidado que somos parte de la Madre Tierra. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013) www.intersip.org

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