Frente de batalla: La sombra de la inseguridad

Por Alejandro Armenta Mier

Puebla atraviesa una crisis en materia de seguridad. La percepción entre los que aquí habitamos es que nos encontramos vulnerables y desprotegidos frente a una embestida de delitos y violencia.

Desde el pasado sexenio los delitos graves van en aumento. Puebla, el estado que se caracterizaba por mantener la paz y la seguridad de sus habitantes, poco a poco ha ido perdiendo su valor. La desatención y la falta de sensibilidad de los últimos dos gobiernos panistas, nos enfrentan al miedo y la persecución.

Asfixiar el sistema de justicia mediante la eliminación de los Ministerios Públicos en municipios y Juntas Auxiliares, deja en total estado de indefensión a los ciudadanos, al no contar con instituciones de impartición y administración de justicia cerca de ellos, justo ahí donde ocurren los delitos que el gobierno depredador pretende ocultar con cifras alegres.

De acuerdo con datos publicados por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, en Puebla ha aumentado el delito de robo con violencia.

Tan sólo de 2010 a 2016, el aumento fue del 40%. Como este delito, el aumento se ha dado en muchos otros generando un alto grado de inseguridad para los poblanos; delitos como homicidio, robo de hidrocarburos, extorsión, robo de vehículo, a casa y a negocios así como lesiones y violaciones.

En los últimos días, la sociedad poblana, así como la de todo el país, se consternó con un hecho, que, en años anteriores, habríamos escuchado en otras latitudes, pero nunca, en Puebla.

El asesinato de un pequeño de 2 años, el abuso de 2 mujeres, el despojo de un vehículo a manos de un grupo de sujetos armados, frente al desdén de las autoridades poblanas, que antes de garantizar la aplicación de la ley, busca justificar mediante historias malversadas, el sufrimiento de una familia.

El dolor e indignación por la muerte de un niño no se compara con nada y debe ser motivo suficiente para evitar que se repita o peor aún, que se vea con cierto aire de “normalidad”.

El tema del robo de hidrocarburos con su estela de muertes en medio de esta lucha contra la delincuencia, detona la urgencia de establecer estrategias conjuntas que no admiten colores de partidos ni oportunismos de actores políticos que se quieren erigir como defensores de los derechos humanos.

Importante es tomar cartas en las problemáticas sociales de raíz, por ello levantar la voz a tiempo es una exigencia social. Desde el Congreso de la Unión, como diputado federal presenté un exhorto en el 2015 para que autoridades federales, estatales y municipales asumieran de fondo la solución al robo del combustible.

Ese tipo de sucesos tan lamentables, denotan la crisis de seguridad por la que atravesamos en todo el estado.

La sociedad demanda gobiernos sensibles capaces de entender el dolor causado por la violencia. Gobiernos eficaces en la tarea de garantizar condiciones de seguridad sin distingos y para todos. Gobiernos comprometidos con el cuidado de las familias poblanas. Gobiernos que más allá de negar la oscura situación, sean capaces de enfrentarla con firmeza.

Es indispensable que los gobiernos trabajen en coordinación, con plena determinación siempre en favor de los poblanos.

Los poblanos anhelamos la paz y tranquilidad con la que vivíamos.

Devolvámosle a Puebla su grandeza, devolviendo la seguridad a todas las familias.

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