Frente de Batalla: Por una Puebla Segura

Por Alejandro Armenta Mier

Puebla atraviesa una crisis en materia de seguridad pública. Las cifras son contundentes y es que de acuerdo a los datos publicados por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública el robo con violencia incrementó un 38.8 % entre 2010 y 2016.

En el mismo sentido el informe del Consejo Ciudadano de Seguridad y Justicia señala que el robo a transeúnte es el delito con mayor incidencia en la Ciudad de Puebla -13.72%- siendo los jóvenes de entre 18 y 30 años las principales víctimas.

Los delitos de alto impacto en Puebla incrementaron en un 16.1 % en el primer trimestre de 2017 –robos con violencia, robos en carreteras, homicidios y secuestros- en comparación con el mismo período del gobierno panista anterior.

Gracias al poder de las redes sociales y de los medios de comunicación hemos conocido de cerca historias de terror de las que han sido víctimas cientos de jóvenes en el estado.

En el peor de los casos algún familiar ha sido parte de esta terrible situación. Asalto en el transporte público, robo a transeúnte, robo con violencia, son solo algunos de los delitos que padecemos día tras día y cada vez con más frecuencia quienes aquí vivimos, de manera más sentida los jóvenes universitarios, por lo menos 7 en los últimos dos meses.

A través de los medios de comunicación se reportan en la ciudad capital 56 asaltos –de los cuales 9 se registraron con agresión física- y un saldo de 6 personas asesinadas.

No se trata de casos aislados sino de una realidad de inseguridad y violencia que crece de manera exponencial mientras que las autoridades encargadas de velar por nuestra seguridad-física y patrimonial- se muestran omisas al grado de parecer cómplices de la delincuencia.

Aunado a esta situación de violencia e inseguridad se encuentra el hecho de que la anterior administración eliminó casi el 80 por ciento de las agencias del ministerio público y las agencias subalternas que se encontraban en los municipios y juntas auxiliares de nuestro estado.

Sin duda este hecho ha contribuido al alarmante aumento delictivo en Puebla y deja al ciudadano en total estado de indefensión.

Lo más importante para las personas es nuestra familia. Luchamos día a día por crear un patrimonio que garantice mejores condiciones de vida para nuestros hijos. La educación es fundamental en esta construcción.

Por ello la formación académica resulta imprescindible, especialmente en niveles superiores. Sin embargo, en los últimos años, asistir a la universidad resulta una aventura de alto riesgo.

Vamos por un modelo de seguridad humana que debemos construir juntos para recuperar la paz de los poblanos, un esquema integral que vaya a fondo, con el concurso de académicos y especialistas en materia de seguridad para darle certidumbre a la ciudadanía.

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