¿Y quién es el malo?

Guillermo Robles Ramírez
Por Guillermo Robles Ramírez

La santería en nuestro país seguirá siendo un tabú, ya que existen contradicciones sobre su práctica, así como también su creencia. Pero no solo la santería sino también los hierberos y chamanes quienes han ocupado un lugar dentro de la historia del país como parte de nuestra cultura, solo que con el pasar de los años y el poder que ha estado peleando la Iglesia Católica ahora son perseguidos como cosas del mal.

Pero, aunque ellos los condenan los mexicanos seguimos recurriendo a ellos sin importar nivel social o hasta profesión, ya que hasta muchos políticos recurren a ellos, es decir, visitan a la bruja, hechicero, chamán, hierbero, santeros, adivinos, clarividentes, curanderos parapsicólogos, etc.

La Iglesia continua con su pelea por seguir en contra de éstas prácticas, es decir, sigue con una constante cacería de brujas de siglos atrás; argumentando  que son demoniacas la recurrencia a todo lo esotérico, pero también se contradicen en el proceso de su lucha ya condenan todo tipo de magia, sea maléfica y benéfica o bien a los adeptos de una determinada religión como un pecado; pero por concepto de magia se entiende el uso de conocimiento y prácticas para producir resultados contrarios a una ley natural o científica valiéndose de actos o palabras con la intervención de seres del más allá o fantásticos.

Y su contradicción implica que existen muchos pasajes bíblicos que hablan de nuestro Señor Jesucristo haciendo actos milagrosos,  entre los más famosos está la boda de Caná de Galilea, donde Jesús y sus discípulos fueron también invitados de la celebración y   cuando se acabó el vino Jesús convirtió unas tinajas de piedra usadas para cargar agua en vino, es decir, que hiso un acto contrario a las leyes naturales o científicas por lo tanto hiso magia pero la iglesia le llama milagro y así podrá justificar muchos otros más.

La Iglesia por su intento frustrado de no perder más feligreses han satanizado a una imagen que por su aspecto en ocasiones causa temor a mucha gente es la  “Blanquita, flaquis, niña blanca, etc.,” conocida así de cariño a la famosa Santa Muerte; tratándola de relacionar con la maldad o con los narcotráficos, y aparte le molesta sobre todo a la iglesia católica que se refieran a esa imagen como “Santa”, argumentando que no lo es, por simbolizar la muerte, pero para justificaciones hay muchas porque no reparan cuando se habla de Santa Claus, o simplemente cuando se refiere uno a los  tres Santos Reyes (Melchor, Gaspar y Baltasar), y ni tampoco son magos pero en eso tampoco reparan o mucho menos si realmente quieren relacionar la imagen de la Santa Muerte con el narco, pues nunca han dicho nada por su santo verdadero que es el famoso Jesús Malverde o San Malverde que es el auténtico santo de los narcos, naciendo su culto en 1970, cuando Raymundo Escalante, hijo del capo Escalante, pidió  a Malverde su ayuda para que los sicarios de su propio padre no lo mataran, y posteriormente teniendo su apogeo con Rafael Caro Quintero y Amado Carrillo Fuentes, pero la Iglesia tampoco dice nada posiblemente porque su imagen no es tan tenebrosa.

El culto de la Santa Muerte no es nuevo sino todo lo contrario ya que nuestros antepasados siempre la han adorado con su imagen católica conocida como Santa Teresita, otros como Santa Candelaria. La iglesia no lo puede hacer a un lado porque forma parte de nuestra cultura que no podemos borrar ya que el pueblo mexicano fue el último de los grupos nahuatlacos que llegaron a la cuenca de México; a finales del siglo XIII, heredaron dos antiguos dioses Mictlantecuhtli y Mictecacihuatl, es decir, el Señor y la Señora del Mictlan la región de los muertos.

Otras representaciones de la muerte se encuentran en los templos del México antiguo y eran considerados como una parte importante del culto de sacerdotes y el resto de la comunidad.

Y no se diga de la celebración y rendición de culto el día dos de noviembre conocido también como “el día de los muertos”, donde también aparece la figura de una calavera en diferentes representaciones, como veladoras, el pan, la catrina, etc., todo lo que conlleva la celebración de una tradición mexicana y única en el mundo.

Aunque la Iglesia trate de satanizar a la Santa Muerte o relacionarla con el narcotráfico o crimen organizado, no podrá nunca acabar con sus seguidores y mucho menos de convencerlos porque es parte de nuestra tradición y en realidad no se necesita una imagen posiblemente escalofriante, para algunos, para hacer el mal; sino todo lo contrario hay que hacer conciencia que la maldad existe en el ser humano porque lo mismo puede pedirle a cualquier imagen religiosa, es decir, el hombre según sean sus peticiones es el que lo hace buena o mala y no en sí la imagen misma. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013) www.intersip.org

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