¿Quién habita en la piel de Elena Anaya?

Por Martha Sánchez Martínez

La Habana, 25 jun (PL) Los superhéroes habitan solo en mundos imaginarios, pero en el real Elena Anaya defiende la posibilidad de conseguir poderes: «Querer cambiar las cosas, ese es el gran poder del ser humano», asegura la actriz española.
Uno de los mejores estrenos cinematográficos del año 2017, por sus resultados en taquilla, Wonder Woman (Mujer Maravilla), la utiliza como villana, una propuesta aceptada con mucho gusto, al decir de ella, para vengarse de todos los que le hayan hecho mal en su carrera.
Con ese sentido del humor, Anaya recién presentó Wonder Woman en Los Ángeles, Estados Unidos, donde la cinta recaudó más de 100 millones de dólares el mismo fin de semana de estreno y lidera la taquilla de los cines en ese país.
La idea de participar en una producción de DC Comics le encantó pues se trata del primer largometraje con una superheroína de protagonista, encarnada por la actriz israelí Gal Gadot, y del primer filme de este corte dirigido por una mujer, Patty Jenkins.
A juicio de la artista española, Wonder Woman era una película necesaria pues toca sensibilidades al diferenciarse de otras de la propia editorial de cómics estadounidense que hablan de problemas y enemigos irreales.
El enemigo principal de Wonder Woman es el ser humano, por un problema real que es el egoísmo y la maldad resultante que podemos llegar a generar, comentó Anaya a Orbe.
La protagonista de la película tiene unos valores preciosos como la compasión, el hacer las cosas sin esperar nada a cambio, que me parecen un bonito mensaje, añadió.
Para la intérprete, esta obra al mismo tiempo puede hacernos reflexionar a todos, porque aunque los superhéroes no existan en el mundo real, los seres humanos a veces podemos conseguir poderes, como el de querer cambiar las cosas, muy importante para procurar una vida mejor.
La incursión en Wonder Woman no fue su primera en una cinta de habla inglesa pues Elena representó a la vampiresa Aleera en la superproducción de Hollywood Van Helsing, de Stephen Sommers, en 2004, y compartió cartel con el actor británico Gary Oldman en otra película.
Poco después, formó parte del elenco actoral en la producción más cara del cine español: Alatriste (2006), de Agustín Díaz Yanes, quien la invitaría a congeniar con Diego Luna, Victoria Abril, Ariadna Gil y Pilar López de Ayala, entre otros, en su cuarto largometraje, Solo quiero caminar (2008).
A la vez, Anaya se dejó usar en el vídeo musical SexyBack, de Justin Timberlake, cuando el cantante de pop estadounidense viajó a España con la intención de hacer para su canción una película corta al estilo del Take a Bow, de Madonna.
Habitación en Roma, Todos están muertos, Lucía y el sexo, Hierro, La memoria del agua, son algunos de los filmes donde la crítica ha destacado el trabajo de Elena, considerada en la actualidad una de las grandes intérpretes de su país.
La consagración le llegaría con La piel que habito (2011), del director español Pedro Almodóvar, por el papel de un hombre en el cuerpo de una mujer tras haber sido sometido, sin su consentimiento, a una operación de cambio de sexo.
Este desempeño además de consolidarla como chica Almodóvar (ya había trabajado con el cineasta en Hable con ella) le sumó a su vitrina de lauros el Goya a mejor actriz, el Fotograma de plata, y el Premio Málaga, galardón honorífico del Festival de Cine de esa ciudad capital de la provincia española homónima.
Cuando leyó el guión de La piel que habito, del mismísimo Almodóvar, Anaya no daba crédito, cuenta que se emocionó y pensó: «Madre mía, qué talento para resolver historias».
Precisamente, los argumentos que le atraen son los que la provocan, la afectan o modifican de alguna manera.
Aquellos que aparte de entretenerme me remueven en lo más profundo de mi ser, me permiten irme a mi casa con algo aprendido, o con el deseo de mejorar algún aspecto de mi vida, aseveró.

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