No solo es lo correcto

Guillermo Robles Ramírez
Por Guillermo Robles Ramírez

Alguna vez escuchó hablar en su familia que en las épocas de nuestros tatarabuelos era muy común los matrimonios jóvenes, es decir, aquellos en donde las mujeres eran casadas siendo aún un menor de edad.

Una práctica considerada muy normal en nuestro país en aquella época, pero en la actualidad ya existen muchas entidades estatales en las que están prohibidos los matrimonios entre menores de edad, aún con el consentimiento de los padres, algo que se venía haciendo hace unos años atrás cuando las adolescentes menores de 18 años de edad tenían algún noviazgo quedando embarazada y las familias llegaban a un acuerdo, bajo el criterio de la aprobación porque se decía que son buenos muchachos.

Prácticas aisladas o no, el Banco Mundial y el International Center for Reserch on Women; realizaron un estudio a 25 países en donde concluyen que en el mundo 41 mil niñas han sido afectadas por el matrimonio infantil, advirtiendo que de continuar prevalecerá la pobreza, la desigualdad y la economía.

Y es que en muchas partes del mundo la práctica del matrimonio infantil, son valoradas de distinta manera ya que las niñas son consideradas como una carga para su familia, así que casarse con su hija a una edad temprana puede ser visto como una manera de aliviar las dificultades económicas al transferir esta “carga” a la familia de su marido.

En muchos lugares se ha permitido el matrimonio infantil, simplemente porque ha sucedido durante generaciones; incluso cuando las niñas comienzan a menstruar son consideradas como mujeres ante los ojos de su comunidad, siendo por consiguiente el matrimonio el siguiente paso a seguir.

El tema de la pobreza es el principal causante de la que más de la mitad de las niñas de las familias más pobres del mundo estén casadas siendo aún todavía una niña. Cuando la pobreza es aguda, las familias y algunas veces las niñas creen que el matrimonio será una solución para asegurar su futuro.

En su núcleo familiar consideran que dar a su hija en matrimonio permite a los padres reducir los gastos familiares asegurando que tiene a una boca menos que alimentar, vestir y educar.

En algunos casos, el matrimonio de una hija es una forma de pagar deudas, gestionar disputas o establecer alianzas sociales, económicas y políticas, así como siempre se ha dicho en México que entre las familias árabes se casan para fortalecer sus riquezas.

Pero la otra cara de la moneda es que cuando una niña es casada, hay un ingreso perdido para el país, a mayor nivel educativo, mayor ganancia esperada en la vida, es decir, el matrimonio infantil es una de las razones principales por las que adolescentes abandonan la escuela. Es raro que una niña casada se quede en la escuela o bien regresen a estudiar.

En el supuesto caso de que esas uniones a temprana edad se evitaran, tendría un impacto positivo en las niñas ya que podrán ir a la escuela, y tener ingresos cuando tengan un trabajo. Esto conducirá a la reducción del crecimiento de la población y de las tasas de mortalidad de niños, pero también tendrá un impacto positivo en la comunidad ya que formaran parte de la cadena productiva de ese país.

Pero también es responsabilidad de que el país genere oportunidades de empleos decentes para que exista una productividad favorable para el núcleo familiar y a su vez sean contribuyentes de esa nación. Terminar el matrimonio infantil no sólo es lo correcto, sino que también es una decisión económicamente práctica para cualquier país. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013) www.intersip.org

Deja tu comentario