El camino al Mundial de fútbol de Rusia-2018… con mucho por decidir

Por Andrés Sciapichetti

Buenos Aires (PL).- El Mundial de Rusia-2018 ya tiene siete clasificados que acompañarán al país anfitrión en la fase final de la máxima competencia futbolística del planeta.
Brasil, pentacampeón mundial, México, Bélgica, Irán, Arabia Saudita, Japón y Surcorea ya sellaron su pasaje.
Aún faltan un par de capítulos a estas eliminatorias a nivel global, y todavía queda mucho por resolver, teniendo en cuenta que esta etapa preliminar ya es, en sí misma, una instancia del Mundial, quizá la más dura.
Hay continentes en donde el panorama está casi resuelto, y otros que todavía no se puede vislumbrar quiénes serán los representantes.
Asia ya tiene a sus cuatro clasificados directos, y sólo falta definir la plaza de la repesca. Irán fue el primero en ganar el pasaje, mostrando que es consecuencia de un crecimiento (también estuvo en Brasil-2014, en el grupo de Argentina).
Los iraníes confirmaron su pasaje incluso antes que Surcorea, Japón y Arabia Saudita, habituales clasificados asiáticos para los mundiales.
Sólo resta definir el lugar de la repesca, donde Siria y Australia deberán eliminarse de forma directa para luego esperar al cuarto clasificado de la Concacaf.
Precisamente, en la eliminatoria que nuclea a los seleccionados de América del Norte, América Central y el Caribe, ya clasificó México.
Esto no es sorpresa, siendo el gran referente de este deporte en esta región del mundo, aunque sí lo hizo más cómodo que en el Mundial pasado.
Por debajo de los mexicanos se ubican Costa Rica y Panamá, en zona de casificación directa.
Complicado se encuentra Estados Unidos, hoy en cuarto lugar -zona de repechaje-, gracias a un empate conseguido en la hora, visitando a Honduras, caso contrario hubiese sido superado por los hondureños, relegándolo al quinto lugar.
Aún faltan dos capítulos y en ellos habrá cruces decisivos: Panamá deberá visitar Estados Unidos y recibir a Costa Rica.
Oceanía ya tiene a Nueva Zelanda como representante del continente para pelear por el medio cupo asignado. Deberá enfrentarse al quinto de Sudamérica (de momento, Argentina).
Recordar que Australia, que era representante habitual de Oceanía, fue encuadrado por FIFA dentro de Asia, desde hace varios años. Esto hace más pareja la competencia oceánica, y al mismo tiempo le ofrece mayor exigencia a los australianos.
África todavía no definió a sus cinco representantes. Túnez, Nigeria, Costa de Marfil, Egipto y el soprendente Burkina Faso, lideran las zonas.
Los burkineses mantienen la base del equipo que llegó al tercer lugar en la reciente Copa Africana de Naciones. Llama la atención que Argelia y Camerún, dos seleccionados históricos del continente, ya estén eliminados.
Europa ya se aseguró la presencia de Bélgica, que se suma al organizador Rusia. Además quedan otros 12 cupos, para una eliminatoria donde no suele haber tantas sorpresas.
En general terminan clasificándose los históricos del continente, que se encuentran en sus respectivas zonas, en muchos casos, con selecciones semiprofesionales.
De esta forma, Alemania, España, Francia, Inglaterra, Polonia, Suiza, Croacia y Serbia lideran sus grupos.
Recordar que hasta el Mundial de Italia-1990, croatas y serbios integraban la antigua Yugoslavia, que supo contar con seleccionados memorables.
Sin dudas, inquieta a italianos y portugueses encontrarse en el segundo lugar de sus respectivas zonas, cosa que los obligaría a ir a la repesca.
Sólo los líderes de cada uno de los nueve grupos clasifican directos, y luego los ocho mejores segundos, protagonizarán cuatro duelos mano a mano, para definir las plazas restantes.
América del Sur, por su parte, ya tiene a Brasil asegurado, Uruguay, Colombia y Perú en zona de clasificación directa y Argentina en repechaje.
La eliminatoria de Conmebol es la más compleja del mundo, a nuestro entender. Es cierto que son 10 selecciones, de las cuales clasifican cuatro y una va al repechaje.
Pero el tema es que entre los 10 equipos cualquiera puede aspirar a la clasificación y además hay tres campeones del mundo (Brasil cinco veces, Argentina y Uruguay, dos veces cada uno).
Aquí ningún seleccionado va a encontrarse con San Marino, Andorra, Liechtenstein, Malta, Islas Feroe, o Gibraltar, como pasa en Europa.
Con todo respeto para estas selecciones, no representan ningún obstáculo para los gigantes europeos, y se registran goleadas propias de partidos sin equivalencias.
En cambio, en Sudamérica los 10 protagonistas son durísimos, y perfectamente podría decirse que cualquier seleccionado de este continente aspiraría a la clasificación directa si jugara la eliminatoria en otra región del mundo, incluso en Europa, por lo dicho anteriormente.
Basta citar dos ejemplos: Venezuela, ya eliminado, le empató a Colombia (que era el segundo de la tabla) y también se llevo un punto de Buenos Aires.
Bolivia, que tampoco tiene chances de clasificación, venció a Argentina y a Chile, quienes hoy pelean por el quinto puesto.
Por todo esto vale destacar aún mas lo hecho por Brasil, que fue la primera selección clasificada al Mundial.
Con un equipo que cambió de la mano de Tite (reemplazante de Dunga), que además ganar el pasaje, recuperó el juego bonito de Brasil.
Tite propuso además un recambio de futbolistas que le dio frescura al plantel brasileño.
Debe resaltarse también lo hecho por Uruguay, hoy segundo en las posiciones. Sólo el respeto por la matemática nos obliga a decir que los uruguayos aún no están clasificados. Debería darse una conjunción de resultados disparatados para que «La Celeste» no se clasifique.
Esta es la consecuencia del trabajo continuado del entrenador Oscar Tabárez, que lleva 11 años ininterrumpidos en el cargo (sin contar los cuatro años anteriores al Mundial de 1990).
Tabárez formó una base que se mantiene desde los Mundiales de 2010 y 2014 (Luis Suárez, Edinson Cavani, Fernando Muslera, Diego Godín, Martín Cáceres, Egidio Arévalo; y Álvaro y Maximiliano Pereira, se mantienen desde aquel cuarto puesto en Sudáfrica).
El cuerpo técnico además afianzó un estilo de juego y una metodología de trabajo, y en el último tiempo también dio lugar a cierta renovación.
Hoy aparecen, nombres como Matías Vecino, Diego Rolán, Gastón Pereiro, Federico Valverde, quienes se muestran como la opción de recambio esperada.
En la orilla opuesta del Río de la Plata está la selección argentina (opuesta en lo geográfico y en la organización). La albiceleste tuvo tres entrenadores distintos en esta eliminatoria: Gerardo Martino, Edgardo Bauza y Jorge Sampaoli.
Cuando Tabárez asumió en Uruguay, el técnico de Argentina era José Pekerman. Luego pasaron Alfio Basile, Diego Maradona, Sergio Batista, Alejandro Sabella y los tres anteriormente nombrados. Ocho ciclos en total.
Cuando se cita el ejemplo de Joachim Low en Alemania, para hablar de continuidad de trabajo, no haría falta irse tan lejos, bastaría con mirar al vecino rioplatense.
Sobre Argentina ya hemos hablado al detalle, en este mismo espacio, en el artículo anterior.
Sin tiempo de desarrollar un proyecto de trabajo, Sampaoli debió jugarse la clasificación en cuatro partidos, de los cuales ahora le quedan sólo dos.
Tendrá que recibir a Perú, que hoy lo supera ubicándose en el cuarto lugar, y visitar en la última jornada a Ecuador en la altura de Quito.
Perú experimentó una evolución notable de la mano del argentino Ricardo Gareca (cinco equipos que se juegan la clasificación tienen DT de esta nacionalidad: Pekerman en Colombia, Juan Pizzi en Chile, Gustavo Quinteros en Ecuador; además de Sampaoli y Gareca).
Cada visita de Perú a Buenos Aires por eliminatoria constituye una novela dramática para los locales. Comenzando en 1969, cuando el cuadro incaico eliminó, en la Bombonera, a la albiceleste del Mundial de México-1970.
Luego, en 1985 fue un gol agónico del propio Gareca, el que clasificó a Argentina para México-1986, copa en la que sería campeón mundial.
Otro capítulo electrizante se vivió en 2009, cuando un gol de Martín Palermo, bajo una lluvia torrencial y en la útlima jugada, le dió a la Argentina de Maradona el aire necesario para llegar a Sudáfrica.
No hace falta ser adivino para avisorar un duelo de altísimo voltaje, cuando el próximo 5 de octubre, argentinos y peruanos vuelvan a verse las caras.

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