Comida rápida un riesgo

Guillermo Robles Ramírez
Por Guillermo Robles Ramírez

Las ideas extranjeras han dejado en nuestro país algunas soluciones para nuestra comodidad y seguramente una de ellas e inconsciente de ello hemos sido víctimas, en donde cada vez los hacemos más populares.

Estoy tan seguro que cualquiera que este leyendo estas líneas, está muy familiarizado con el concepto de recurrir a la compra de la comida a domicilio, es decir, buscar establecimientos del sector restaurantero para ordenar por teléfono para la entrega a domicilio.

Aunque si bien es cierto que los domingos es aprovechado como un día de descanso laboral, convirtiéndose como el día familiar y estrechar esos vínculos de diferentes generaciones del hogar, cada familia lo descansa de manera diferente.

Es muy común en nuestro país que, llegando el fin de semana, no falta quién se ponga a cocinar en sus asadores o bien aquellas personas que tienen alma de cocineros se meten en la cocina a improvisar comida.

Pero también los hay quienes prefieren desde la comodidad de la casa solicitar algún servicio a domicilio predominando como preferencia la pizza, pero existe una gran variedad de comida rápida para disfrutar con la familia.

Sin embargo, igual de cierto es que frente al crecimiento de la comercialización de comida en restaurantes, fondas, en casas particulares, en la calle, etc., se ha hecho usual la compra de comida elaborada o acudir a los restaurantes, sin tomar en cuenta del enemigo número uno que es la insalubridad, estando en duda hasta qué punto es un factor obligatorio que se inspeccione la higiene de los lugares y particularmente la elaboración de esos alimentos que se ponen a la venta y consumo del público.

Se supone, pero insistimos, se desconoce si se cumple, que cualquier tipo de establecimiento que venda comida al público sin importar dónde están ubicados, dentro de un local o en plena vía pública, tienen que ser regulados por la Secretaría de Salud y dar cumplimiento a todas sus normativas con el fin de asegurar la sanidad y evitar cualquier sustancia que sea nocivo para la salud del consumidor que viene siendo su destino final.

Uno de los principales factores que deben cuidar estos establecimientos es evitar los roedores ya que son portadores de muchos microorganismos, además que depositan excremento, orina, pelo y otras suciedades.

También todo aquel insecto que busca el calor, la humedad y la obscuridad como suelen ser las famosas cucarachas. Las bacterias son un problema más grave ya que no se ven a simple vista y éstas pueden causar hasta la muerte, a diferencia de los hongos que a simple vista son localizables indicando que existe material en estado de descomposición e indicando malas prácticas sanitarias. Estos son algunos de los tantos elementos que la Secretaría de Salud trata de cuidar en cada uno de los establecimientos para evitar cualquier intoxicación de los consumidores.

La mayoría de las veces tanto los anuncios como las fachadas bonitas de estos comerciantes en el rubro restaurantero son engañosos porque no se conoce el interior de las cocinas y menos su procedimiento de preparación de los alimentos.

Son muy pocos aquellos que dejan mostrar el interior de sus cocinas que por estándares de calidad e higiene tienen a la vista del público en donde cocinan los alimentos.

Pero en la realidad son pocos los que tienen este tipo de filosofía como símbolo de higiene, porque el resto realmente no se sabe en qué condiciones se encuentra.

La Secretaría de Salud se ha despreocupado mucho de los negocios de comida rápida o a domicilio, dejando esta ardua tarea al mismo consumidor cuando este es afectado en su salud por la ingesta de un alimento.

Su manera de trabajar a la falta de presupuesto para la vigilancia y regulación física de los establecimientos, siempre ha sido a través de la ciudadanía cuando es afectado por un alimento, en donde generalmente tiene que acudir a una ventanilla especial para cualquier anomalía que se pudiese encontrar ante la falta de higiene causante de cualquier enfermedad o intoxicación y es la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios, (Cofepris), la encargada de recibir cualquier tipo de quejas cuando algún consumidor ha sido afectado en su salud.

Con un simple formato que poseen simplemente piden la mínima información para acudir al establecimiento para quienes nada más lucran de la venta de comida sin tomar las medidas necesarias de higiene y además con la opción de reserva de anonimato uno puede acudir a cualquier ventanilla de la Secretaría de Salud del Estado de Coahuila, donde al realizar el reporte entregan una copia para que el consumidor le dé su seguimiento.

Las autoridades de Salud, deben dejar a un lado la “modorra” para cumplir con sus obligaciones que son concretas y directas: Proteger la salud de la comunidad en general, sin pretexto alguno. (Premio Estatal de Periodsimo 2011 y 2013) www.intersip.org

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